Había una vez un fantasma llamado Casper que odiaba su trabajo de asustar a la gente en una vieja mansión abandonada. Cansado de asustar a los visitantes con sus lamentos y apariciones repentinas, decidió que era hora de buscar un nuevo empleo.
Así que una noche, después de hacer temblar a un grupo de adolescentes valientes, Casper se deslizó por las sombras hasta la ciudad más cercana en busca de una oportunidad laboral. Pero, por desgracia, su falta de experiencia en el mundo de los vivos pronto se convirtió en un problema.
En su primer intento por encontrar trabajo, Casper se presentó en una agencia de empleo temporal. La recepcionista, una mujer de mediana edad con una sonrisa falsa, lo miró con incredulidad cuando él le explicó que era un fantasma en busca de trabajo.
«Lo siento, pero no creo que haya mucha demanda de fantasmas en el mercado laboral actual», dijo ella con una risita nerviosa.
Casper se encogió de hombros y se deslizó fuera de la oficina, desanimado pero decidido a encontrar un trabajo que se adaptara a sus habilidades únicas.
Decidió probar suerte en un restaurante de comida rápida, pensando que tal vez podría trabajar en la cocina sin asustar a nadie. Pero cuando intentó agarrar una bandeja de hamburguesas, sus manos pasaron directamente a través de ella, causando un desastre monumental.
«¡Oh, no! ¡Un fantasma en la cocina!», gritó el chef, corriendo en círculos y agitando los brazos en el aire.
Casper se disculpó torpemente y salió corriendo del restaurante, dejando atrás una estela de hamburguesas volando por los aires. Parecía que encontrar un trabajo en el mundo de los vivos iba a ser más difícil de lo que pensaba.
Desanimado pero no derrotado, Casper decidió probar suerte en una tienda de mascotas. Pensó que tal vez podría trabajar como mascota invisible, sin necesidad de asustar a nadie. Pero cuando intentó jugar con los cachorros, estos comenzaron a ladrar y a gruñir, asustados por la presencia fantasmal.
«¡Ayuda! ¡Un fantasma está molestando a los perros!», gritó el dueño de la tienda, persiguiendo a Casper con una escoba.
Casper se escapó de la tienda, sintiéndose más desanimado que nunca. Parecía que no importaba a dónde fuera, siempre terminaba causando caos y confusión.
Decidió dar un paseo por el parque para despejar su mente y considerar sus opciones. Mientras caminaba entre los árboles, vio a un grupo de niños jugando en el césped. Se acercó con curiosidad, preguntándose si tal vez podría encontrar un trabajo como amigo invisible para los niños.
«¡Mira, un fantasma!», gritó uno de los niños, señalando hacia Casper con entusiasmo.
Los otros niños comenzaron a gritar y a correr en todas direcciones, dejando a Casper solo en el parque una vez más. Suspiró resignado y se sentó en un banco, preguntándose si alguna vez encontraría un trabajo que no implicara asustar a la gente.
De repente, una voz alegre lo sacó de sus pensamientos. Era una niña pequeña con coletas y una sonrisa brillante.
«¡Hola, señor fantasma! ¿Estás buscando trabajo?», preguntó ella con curiosidad.
Casper asintió con cautela, preguntándose qué podría ofrecerle una niña pequeña que las agencias de empleo y los restaurantes no habían podido.
«¡Tengo una idea genial para ti! ¿Has considerado trabajar como asistente de mago en mi espectáculo de cumpleaños? Serías perfecto para hacer trucos de desaparición y levitación», dijo la niña con entusiasmo.
Casper se iluminó con una sonrisa invisible y aceptó la oferta con gratitud. Finalmente, había encontrado un trabajo que se adaptaba a sus habilidades únicas y que no implicaba asustar a nadie.
Así que, desde ese día en adelante, Casper se convirtió en el asistente estrella del espectáculo de magia de la niña, haciendo trucos increíbles y sorprendiendo a todos los invitados con su habilidad para desaparecer y reaparecer en lugares inesperados.
Y aunque seguía siendo un fantasma en un mundo de vivos, Casper finalmente encontró un lugar donde encajar y donde podía ser apreciado por su singularidad. Y, lo más importante, ¡nunca más odió su trabajo!