El Susurro de la Antigua Mansión

Cuando los hermanos Lucas y Emma se mudaron a la antigua mansión de la tía Agatha, no sabían que estaban a punto de descubrir uno de los secretos más oscuros del pueblo. La mansión, con sus ventanas polvorientas y puertas chirriantes, parecía sacada de una película de terror. Pero a pesar de su apariencia, los padres de Lucas y Emma estaban entusiasmados por empezar una nueva vida allí.

La primera noche, mientras desempacaban, Lucas encontró un viejo diario escondido en el fondo de un armario. Las páginas estaban amarillentas y algunas palabras apenas se leían. Emma, siempre curiosa, se acercó a ver qué había encontrado su hermano.

—¿Qué es eso, Lucas? —preguntó Emma, con los ojos brillando de emoción.

—Parece un diario muy antiguo. Mira, aquí hay una fecha: 1887 —respondió Lucas, pasando las páginas con cuidado.

«Querido diario, hoy he escuchado nuevamente el susurro en la mansión. Estoy segura de que no es mi imaginación…»

Lucas y Emma se miraron con intriga y un poco de miedo. Decidieron seguir leyendo para descubrir más sobre el susurro del que hablaba el diario.

Al día siguiente, mientras exploraban el jardín trasero, encontraron un pequeño cementerio familiar. Las lápidas estaban cubiertas de musgo, y algunas estaban tan viejas que apenas se podían leer los nombres.

—¿Qué crees que pasó aquí? —preguntó Emma, señalando una lápida que parecía más nueva que las demás.

—No lo sé, pero creo que deberíamos investigar más. Quizás encontremos algo en el ático —sugirió Lucas.

Subieron al ático con una linterna en mano. El lugar estaba lleno de cajas viejas, muebles cubiertos con sábanas y telarañas por todas partes. Mientras revisaban una de las cajas, Emma encontró una llave antigua.

—Mira, Lucas, una llave. ¿Para qué crees que sirve? —preguntó Emma, sosteniéndola en alto.

—No lo sé, pero debe ser importante. Vamos a buscar alguna puerta cerrada en la mansión —respondió Lucas, emocionado.

Después de buscar por toda la mansión, encontraron una puerta oculta detrás de una estantería en la biblioteca. La llave encajaba perfectamente. Al abrir la puerta, descubrieron una escalera que descendía a un sótano oscuro y húmedo.

—¿Estás segura de que queremos bajar? —preguntó Lucas, con un nudo en el estómago.

—Sí, tenemos que descubrir qué está pasando aquí —dijo Emma, tratando de sonar valiente.

Bajaron las escaleras con cuidado, y al llegar al fondo, encontraron una habitación llena de objetos antiguos y extraños. En el centro de la habitación había un gran espejo cubierto con una tela negra.

—¿Qué crees que hay detrás de la tela? —preguntó Emma, acercándose al espejo.

—Solo hay una forma de saberlo —dijo Lucas, quitando la tela de un tirón.

El espejo reflejaba la habitación, pero algo no estaba bien. En el reflejo, podían ver una figura oscura que no estaba en la habitación con ellos. De repente, la figura comenzó a moverse y a hablar.

«Intrusos… han despertado el susurro…»

Emma y Lucas retrocedieron, asustados. La figura en el espejo parecía una mujer vestida con ropas antiguas, y su voz era fría y distante.

—¿Quién eres? —preguntó Lucas, tratando de mantener la calma.

«Soy Eliza, la antigua dueña de esta mansión. Fui traicionada y mi espíritu quedó atrapado aquí. Solo quiero descansar en paz…»

—¿Cómo podemos ayudarte? —preguntó Emma, sintiendo compasión por el espíritu.

«Deben encontrar mi diario y quemarlo. Solo así podré ser libre…»

Lucas y Emma se miraron, sabiendo que tenían que ayudar a Eliza. Corrieron de vuelta a la habitación donde habían encontrado el diario y lo llevaron al jardín trasero. Con un poco de miedo, encendieron una pequeña hoguera y arrojaron el diario al fuego.

Mientras el diario se consumía, sintieron un cambio en el aire. La mansión, que antes parecía oscura y opresiva, ahora se sentía más ligera y tranquila.

—Creo que lo logramos —dijo Lucas, sonriendo a su hermana.

—Sí, creo que Eliza finalmente puede descansar en paz —respondió Emma, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción.

Desde ese día, la mansión dejó de ser un lugar de miedo para Lucas y Emma. Se convirtió en su hogar, lleno de aventuras y recuerdos. Y aunque nunca olvidaron el susurro de la antigua mansión, sabían que habían hecho lo correcto al ayudar a Eliza a encontrar la paz.

«A veces, los lugares más oscuros esconden los secretos más importantes,» pensó Lucas, mirando la mansión con nuevos ojos. Y con esa lección, los hermanos continuaron explorando su nuevo hogar, siempre listos para enfrentar cualquier misterio que se les presentara.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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