La ardilla y el tesoro de las bellotas doradas

Era un día soleado en el bosque. Las hojas brillaban como esmeraldas y el aire estaba lleno de risas. En una gran encina, vivía una ardilla llamada Lila, que era muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.

Un día, mientras saltaba de rama en rama, Lila escuchó un suave susurro. «¡Pssst! ¡Lila!» La ardilla se detuvo en seco. «¿Quién me llama?» preguntó, mirando a su alrededor con sus grandes ojos marrones.

«Soy yo, el viejo búho, Don Tono,» respondió una voz profunda desde una rama cercana. «He visto algo muy especial en el bosque. ¡Ven, te lo mostraré!»

Lila, emocionada, siguió a Don Tono. «¿Qué es lo que has visto?» preguntó mientras corría detrás de él.

«Un tesoro escondido,» dijo el búho, volando lentamente. «Están escondidas bellotas doradas, ¡las más brillantes que hayas visto!»

Los ojos de Lila se iluminaron. «¡Bellotas doradas! ¿Dónde están? ¡Tengo que encontrarlas!»

«Sígueme,» dijo Don Tono, guiándola hacia un claro del bosque. Allí, entre las hojas secas, había un pequeño montículo. «Cava aquí, Lila. Las bellotas están justo debajo.»

Lila comenzó a cavar con sus pequeñas patas. ¡Y de repente! ¡Plop! Una bellota dorada apareció. «¡Mira, Don Tono! ¡La encontré!» gritó emocionada.

«¡Es hermosa!» exclamó el búho. «Pero recuerda, Lila, no se trata solo de encontrar tesoros. ¿Qué harás con ella?»

Lila se detuvo a pensar. «Podría guardarla para mí,» dijo, «o… ¡podría compartirla con mis amigos!»

«Eso suena maravilloso,» dijo Don Tono, sonriendo. «Compartir siempre trae alegría.»

Lila continuó cavando y encontró más bellotas doradas. «¡Mira cuántas tengo! ¡Voy a compartirlas con todos mis amigos!» decidió.

Primero, fue a buscar a su amiga Mimi, la conejita. «¡Mimi! ¡Mira lo que encontré!» dijo Lila, mostrando las bellotas doradas.

«¡Oh, Lila! ¡Son preciosas!» dijo Mimi, saltando de alegría. «¿Puedo tener una?»

«¡Claro que sí! Aquí tienes,» respondió Lila, entregándole una bellota dorada. «¡Vamos a compartirlas con los demás!»

Las dos amigas fueron a buscar a Tito, el pato. «¡Tito! ¡Mira lo que tenemos!» gritaron juntas.

Tito, que estaba nadando en el estanque, salió y se acercó. «¿Bellotas doradas? ¡Qué maravilla! ¿Puedo tener una también?»

«¡Por supuesto!» dijo Lila, dándole una bellota. «Hoy es un día de compartir.»

Luego, fueron a ver a Ricky, el ratón. «¡Ricky! ¡Ven aquí!» llamaron Lila y Mimi.

Ricky salió de su pequeño agujero, curioso. «¿Qué pasa, amigas?»

«¡Mira lo que tenemos!» dijeron las ardillas, mostrando las bellotas doradas.

«¡Wow! ¡Son increíbles! ¿Puedo tener una?» preguntó Ricky, emocionado.

«¡Sí! Aquí tienes,» dijo Lila, dándole otra bellota.

Así, Lila compartió sus bellotas doradas con todos sus amigos. Cada vez que entregaba una, su corazón se llenaba de felicidad. «¡Esto es lo mejor del mundo!» exclamó.

Después de un rato, todos se reunieron en el claro del bosque. «Gracias, Lila,» dijeron todos juntos. «Eres la mejor amiga.»

«Yo solo quería que todos disfrutaran,» respondió Lila, sonriendo. «¡Las bellotas doradas son más divertidas cuando las compartimos!»

Don Tono, que había estado observando todo, se acercó. «Has aprendido una gran lección, Lila. Compartir trae alegría y une a los amigos.«

Lila miró a su alrededor y vio a todos sus amigos riendo y disfrutando. «¡Sí! ¡Esto es lo que realmente importa!» dijo.

El sol comenzó a ponerse, y el bosque se llenó de colores dorados. Lila sintió que su corazón rebosaba de felicidad. «No necesito guardar las bellotas doradas para mí. ¡Las risas de mis amigos son el verdadero tesoro!» proclamó.

Y así, Lila y sus amigos pasaron la tarde jugando y compartiendo. Las bellotas doradas no solo eran un tesoro, sino que también les enseñaron el valor de la amistad.

Desde ese día, Lila siempre recordaría que la verdadera felicidad se encuentra en compartir y disfrutar juntos. Y así, en el bosque, la ardilla y sus amigos vivieron muchas más aventuras, llenas de risas y bellotas doradas.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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