La ballena que cantaba a las estrellas

En lo profundo del océano, donde el agua brillaba como un manto de estrellas, vivía una ballena azul llamada Bella. Bella no era una ballena común; su canto era tan hermoso que resonaba por todo el mar. Cuando cantaba, las burbujas danzaban y los peces se detenían a escuchar.

Un día, mientras nadaba cerca de un arrecife de coral, Bella escuchó un suave llanto. “¿Quién está ahí?” preguntó, curiosa. Se acercó y vio a un pequeño pez payaso con lágrimas en los ojos.

“¡Hola! Soy Nemo,” dijo el pez, sollozando. “Me he perdido y no sé cómo volver a casa.”

Bella sonrió con ternura. “No te preocupes, Nemo. Te ayudaré a encontrar el camino. Pero primero, déjame cantarte una canción. Mis notas pueden guiarte.”

Nemo se secó las lágrimas y asintió. “¡Sí, por favor!”

Bella tomó una gran bocanada de aire y comenzó a cantar. Su voz era suave como la brisa y brillante como el sol. Las notas flotaban en el agua, llenando el océano con una luz mágica. “Escucha, Nemo. Sigue el sonido de mi canto, y te llevaré a casa.”

Mientras nadaban juntos, otros animales del mar se unieron a ellos. Una tortuga anciana llamada Tina se acercó, moviendo sus aletas lentamente.

“¿Qué sucede, pequeña?” preguntó Tina.

“Estoy perdido,” respondió Nemo. “Bella me está ayudando a regresar a casa.”

“Oh, qué hermoso canto tienes, Bella,” dijo Tina. “Tu voz puede ayudar a muchos más.”

Bella sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría. “¿Te gustaría unirte a nosotros, Tina?”

“Por supuesto,” respondió la tortuga. “Juntos podemos encontrar a más animales que necesiten ayuda.”

Así, Bella, Nemo y Tina continuaron su viaje, cantando y guiando a otros que se habían perdido en la oscuridad del océano. En el camino, encontraron a un pulpo llamado Oscar, que estaba atrapado entre unas rocas.

“¡Ayuda! ¡Estoy atrapado!” gritó Oscar, con sus tentáculos enredados.

“No te preocupes, Oscar. ¡Estamos aquí para ayudarte!” exclamó Bella. “Escucha mi canto y relájate.”

Bella comenzó a cantar una melodía suave, y Oscar, al escucharla, se calmó. Con un poco de esfuerzo, Tina y Nemo empujaron las rocas, mientras Bella seguía cantando. Finalmente, Oscar se liberó.

“¡Gracias, amigos!” dijo Oscar, sonriendo. “Tu canto es mágico, Bella. Me has ayudado a salir.”

“Ahora, vamos juntos,” sugirió Bella. “Podemos buscar más amigos que necesiten ayuda.”

Y así, el grupo continuó nadando por el océano. Bella seguía cantando, y su voz se escuchaba a lo largo y ancho del mar. “¡Escuchen! ¡Mi canto es para ustedes!” decía, llenando de esperanza a todos los que la escuchaban.

De repente, escucharon un sonido extraño. “¿Qué es eso?” preguntó Nemo, asustado.

“No lo sé,” respondió Bella, “pero debemos investigar.”

Nadaron hacia el lugar de donde provenía el sonido y encontraron a un delfín llamado Dani que estaba atrapado en una red.

“¡Ayuda! ¡No puedo salir!” chilló Dani con angustia.

“No temas, Dani. Vamos a ayudarte,” dijo Bella, mientras comenzaba a cantar de nuevo.

“Tu canto es tan hermoso,” dijo Dani. “Pero no sé si me ayudará a salir.”

“Confía en mí,” respondió Bella. “Mi canto puede iluminar incluso la oscuridad más profunda.”

Con el canto de Bella resonando en el agua, el grupo se unió para liberar a Dani. Tiraron de la red con todas sus fuerzas, y poco a poco, el delfín fue liberado.

“¡Lo logramos!” gritó Nemo, saltando de alegría.

“¡Gracias, amigos!” dijo Dani, con una gran sonrisa. “Nunca olvidaré su ayuda. ¡Bella, tu voz es un regalo!”

Bella se sintió muy feliz. “Juntos, hemos hecho cosas maravillosas. ¡Es un placer ayudar!”

El grupo siguió nadando, y cada vez que Bella cantaba, más y más animales se unían a ellos. Desde tortugas hasta caballitos de mar, todos querían escuchar su melodía mágica.

“¡Mira cuántos amigos hemos hecho!” gritó Nemo, emocionado.

“Sí, y todos están aquí gracias a tu canto, Bella,” dijo Tina.

Bella sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de luz. “Nunca pensé que mi voz pudiera hacer tanto. ¡Es como si iluminara el océano!”

Al caer la noche, el océano se llenó de estrellas brillantes que reflejaban en el agua. Bella miró hacia arriba y dijo: “Miren, ¡las estrellas! Son como notas de mi canción.”

“¡Canta para ellas, Bella!” pidió Dani.

Bella, emocionada, comenzó a cantar de nuevo. Su canto se elevó hacia el cielo, y las estrellas parecían brillar aún más intensamente. Todos los animales del mar se unieron a ella, creando una hermosa sinfonía que resonaba en toda la noche.

“¡Gracias, Bella! ¡Eres una verdadera amiga!” gritaron todos al unísono.

Y así, en el océano profundo, Bella la ballena azul aprendió que su canto no solo guiaba a los perdidos, sino que también iluminaba la vida de todos a su alrededor. Desde ese día, Bella siguió cantando, y su voz se convirtió en la luz de la noche, guiando a los animales y llenando el océano de amor y amistad.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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