Capítulo 1: El Encuentro
La luna brillaba pálida sobre los oscuros árboles del bosque, lanzando sombras retorcidas que danzaban en el suelo. En el claro más profundo, se alzaba la imponente Mansión de los Susurros, un lugar envuelto en misterio y rumores de antiguos horrores.
Alexandra, una joven intrépida en busca de emociones, había escuchado las leyendas sobre la mansión y decidió desafiarlas. Con una linterna en una mano y el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se adentró en el lúgubre bosque.
De repente, un crujido resonó a su alrededor. Se detuvo en seco, su aliento se entrecortó. ¿Era solo su imaginación o algo más? Siguió adelante, decidida a descubrir los secretos de la mansión.
Al llegar a la entrada principal, las puertas de roble crujieron al abrirse con un gemido ominoso. Alexandra titubeó por un momento, pero su curiosidad superó su miedo y cruzó el umbral.
Capítulo 2: Los Susurros
Dentro de la mansión, reinaba un silencio sepulcral. Las sombras se alargaban en los pasillos, envolviéndolo todo en un manto de oscuridad. Alexandra avanzaba con cautela, su linterna iluminando el camino.
De repente, un susurro susurrante se filtró en sus oídos. «¿Quién está ahí?», preguntó, su voz temblorosa en la quietud. No hubo respuesta, solo el eco de sus propias palabras.
Con cada paso, los susurros parecían crecer en intensidad, como si las paredes mismas estuvieran hablando. «¡Sal de aquí!», le advirtieron. Pero Alexandra se negó a retroceder, impulsada por una determinación obstinada.
Capítulo 3: El Encuentro Oscuro
Mientras exploraba una habitación polvorienta, Alexandra descubrió un antiguo libro encuadernado en cuero. Con manos temblorosas, lo abrió y comenzó a hojear sus páginas amarillentas.
De repente, una voz fría y hueca llenó la habitación. «Has invocado a los oscuros», dijo la voz. Alexandra giró la cabeza hacia la oscuridad, su corazón martilleando en su pecho. ¿Qué había desatado?
Entonces, las sombras cobraron vida, retorciéndose y contorsionándose hasta formar una figura oscura y ominosa. «Bienvenida a mi morada», susurró la figura, sus ojos brillando con una luz malévola.
Capítulo 4: La Huida Desesperada
El terror se apoderó de Alexandra cuando se dio cuenta de que había despertado a algo antiguo y maligno. Sin perder un segundo, corrió por los pasillos oscuros, la risa siniestra del ser oscuro resonando en sus oídos.
Pero la mansión parecía retorcerse a su alrededor, cambiando de forma y desorientándola. Cada paso la llevaba más profundo en el laberinto de la casa maldita.
Finalmente, con el aliento entrecortado y las piernas temblorosas, Alexandra encontró la salida. Se lanzó fuera de la mansión, el aire fresco de la noche llenando sus pulmones mientras dejaba atrás la oscuridad que la acechaba.
Aunque había escapado físicamente, sabía que los susurros y las sombras de la Mansión de los Susurros nunca la abandonarían.