El Baile de los Pteranodones

En una lejana época, cuando los dinosaurios volaban por el cielo, había un grupo de pteranodones que vivían en la cima de una montaña brillante. Cada día, se reunían para jugar y volar juntos, pero había un día muy especial que todos esperaban: ¡el gran baile aéreo!

“¡El baile es mañana!” gritó Ptero, el pteranodon más grande y divertido. “¡No puedo esperar para mostrar mis mejores movimientos!” Sus alas brillaban al sol, y todos los pteranodones lo miraban con admiración.

Sin embargo, entre ellos estaba un pequeño pteranodon llamado Piki. Piki era más pequeño que sus amigos y, aunque tenía alas grandes, no sabía cómo bailar. “Yo… yo no sé bailar como ustedes,” dijo Piki, bajando la cabeza.

“No te preocupes, Piki,” le dijo Lila, su amiga de plumas coloridas. “Podemos ayudarte a practicar. ¡Vamos a volar juntos!”

Piki sonrió, pero su corazón latía rápido. “¿De verdad? ¿Me ayudarán?”

“¡Claro que sí!” respondió Lila, moviendo sus alas con entusiasmo. “Comencemos en el claro cerca del río.”

Así que los amigos volaron hacia el claro. El sol brillaba y el viento soplaba suavemente. “Primero, intenta mover tus alas al ritmo del viento,” le dijo Ptero. “Es como si estuvieras saludando a las nubes.”

Piki intentó mover sus alas, pero se sentía un poco torpe. “¡No puedo hacerlo!” exclamó, sintiéndose triste.

“¡No te rindas, Piki!” animó Lila. “Vamos a intentarlo juntos. ¡Uno, dos, tres!”

Los tres pteranodones comenzaron a volar en círculos, moviendo sus alas al unísono. Piki los miraba con atención. “¡Eso es! ¡Yo también quiero!” gritó, y empezó a seguirlos.

“¡Muy bien, Piki! ¡Sigue así!” dijo Ptero. “Ahora, prueba a hacer un giro.”

Piki tomó aire y, con un poco de miedo, intentó girar. ¡Lo logró! “¡Lo hice! ¡Miren!” gritó emocionado.

“¡Bravo, Piki!” aplaudieron sus amigos. “Ahora, probemos con un salto!”

Piki se sintió valiente y saltó en el aire. “¡Woohoo! ¡Esto es divertido!” exclamó, mientras daba vueltas en el aire.

Con cada intento, Piki se sentía más seguro. “¡Soy un pteranodon bailarín!” dijo, riendo con alegría.

Cuando el sol comenzó a ocultarse, sus amigos se detuvieron. “¡Mañana será el gran baile!” recordó Lila. “¿Estás listo, Piki?”

“Sí, ¡estoy listo!” respondió Piki, con una gran sonrisa. “Gracias por ayudarme a practicar.”

Esa noche, los pteranodones se acomodaron en sus nidos, llenos de emoción por el baile. Piki soñó con volar alto y hacer giros en el aire.

Al día siguiente, el cielo estaba despejado y el sol brillaba como nunca. Todos los pteranodones se reunieron en la cima de la montaña. “¡Bienvenidos al gran baile aéreo!” anunció Ptero.

Piki se sintió un poco nervioso, pero cuando vio a sus amigos sonriendo, recordó todo lo que había practicado. “¡Vamos a bailar!” gritó, y se lanzó al aire.

Los pteranodones comenzaron a volar en círculos, haciendo giros y saltos. Piki se unió a ellos, moviendo sus alas con alegría. “¡Miren! ¡Estoy bailando!” exclamó, lleno de felicidad.

“¡Eres un gran bailarín, Piki!” le gritaron sus amigos.

El baile continuó hasta que el sol se puso, y todos los pteranodones celebraron juntos. Piki había encontrado su ritmo y se dio cuenta de que, con un poco de práctica y la ayuda de sus amigos, podía hacer cosas increíbles.

“¡Gracias, amigos!” dijo Piki al final del baile. “¡Este fue el mejor día de mi vida!” Y así, en la cima de la montaña, los pteranodones siguieron bailando bajo las estrellas, felices y unidos.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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