El cocodrilo que quería volar

Coco era un cocodrilo muy curioso que vivía en un tranquilo río de la selva. Todos los días, se asomaba a la orilla y miraba hacia el cielo. “¡Oh, cómo me gustaría volar como los pájaros!” suspiraba. Veía a los coloridos loros y a las águilas majestuosamente planeando. “¡Qué divertido debe ser!”

Un día, mientras nadaba, se encontró con su amiga la tortuga Tula. “Hola, Coco. ¿Por qué estás tan pensativo?” le preguntó Tula, moviendo su cabeza curiosa.

“Quiero volar, Tula. Quiero sentir el viento en mi cara y ver el mundo desde arriba,” dijo Coco con una gran sonrisa.

“Pero, Coco, los cocodrilos no vuelan,” respondió Tula, un poco preocupada. “Eres un cocodrilo, ¡tienes que nadar!”

Coco frunció el ceño. “Sí, pero eso no significa que no pueda intentar volar. ¡Voy a hacer unas alas mágicas!”

Tula se quedó sorprendida. “¿Alas mágicas? ¿Cómo harás eso?”

Coco pensó un momento y dijo: “Voy a pedir ayuda a mis amigos de la selva.” Así que nadó rápidamente hacia la orilla, donde vivían sus amigos.

Primero, encontró a Pipo, el loro. “¡Pipo! Necesito tu ayuda. Quiero hacer unas alas mágicas para volar,” le explicó Coco.

Pipo se rió. “¡Eso suena emocionante, Coco! Pero, ¿cómo piensas hacerlas?”

“Podemos usar plumas, hojas y un poco de magia,” dijo Coco emocionado. “¡Vamos a intentarlo!”

Juntos, empezaron a recolectar plumas de colores brillantes, hojas grandes y ramas ligeras. Mientras trabajaban, Pipo decía: “¡Esto será genial! ¡Vas a ser el primer cocodrilo volador!”

Después de un rato, Coco y Pipo terminaron de construir las alas. Eran grandes y coloridas, con plumas que brillaban al sol. “¡Mira qué hermosas son!” exclamó Coco.

Tula se unió a ellos y miró las alas con asombro. “¡Son preciosas! Pero, ¿estás seguro de que funcionarán?”

Coco se sintió un poco nervioso, pero asintió. “¡Sí! Solo necesito creer que puedo volar.”

“¡Vamos a probarlas!” gritó Pipo, emocionado. Coco se subió a una roca alta y se preparó. “¡Aquí voy!” gritó, y saltó.

Las alas se abrieron, pero en lugar de volar, Coco cayó de espaldas en el agua. “¡Splash!” El agua salpicó por todas partes. Tula y Pipo se asomaron preocupados.

“¿Estás bien, Coco?” preguntó Tula, riendo un poco.

Coco salió del agua, empapado pero feliz. “¡Sí! Fue divertido, aunque no volé.”

“No te desanimes,” dijo Pipo. “Intentémoslo de nuevo. Quizás necesitemos más magia.”

Así que decidieron buscar a la sabia lechuza Lila, que vivía en un gran árbol. Cuando llegaron, le explicaron su sueño de volar.

“Queremos hacer alas mágicas,” dijo Coco, con ojos brillantes.

Lila sonrió. “Volar es un sueño hermoso, Coco. Pero recuerda, no todo el mundo puede volar. Lo importante es el valor de intentar.”

“¿Y cómo puedo volar?” preguntó Coco, un poco triste.

“Debes creer en ti mismo y seguir intentando,” respondió Lila. “Las alas son solo un símbolo. La verdadera magia está en tu corazón.”

Coco se sintió inspirado. “¡Intentaré de nuevo! ¡Gracias, Lila!”

Regresó al río con Tula y Pipo. “Voy a seguir intentando. ¡No me rendiré!” Les dijo con determinación.

Esa tarde, Coco se subió a la roca otra vez. “¡Aquí voy!” gritó. Esta vez, en lugar de saltar, decidió correr y saltar al mismo tiempo.

“¡Coco, tú puedes!” animó Pipo.

Coco corrió, saltó y, aunque no voló como un pájaro, se sintió ligero y feliz. “¡Mira, estoy volando… en mi corazón!” gritó mientras reía.

Desde ese día, Coco aprendió que soñar era tan importante como intentar. Y aunque no pudo volar como los pájaros, siempre llevaba sus alas mágicas en su corazón.

“Gracias, amigos. ¡Soñar es maravilloso!” dijo Coco, nadando alegremente en el río. Y así, el cocodrilo que quería volar encontró su propia forma de ser feliz.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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