El conjuro de la luna llena

En un pequeño pueblo rodeado de densos bosques y montañas, vivía una bruja llamada Margot. Margot no era una bruja común y corriente; era conocida por su bondad y su habilidad para resolver problemas con sus hechizos. Sin embargo, un día cometió un error que cambiaría su vida y la de todos en el pueblo.

Una noche, mientras experimentaba con pociones y conjuros, Margot intentó crear un hechizo para que las flores del pueblo florecieran todo el año. Pero algo salió mal. En lugar de flores, el hechizo transformó a todos los animales del bosque en estatuas de piedra.

Al despertar al día siguiente, Margot se dio cuenta de lo que había hecho. Los pájaros no cantaban, los conejos no saltaban y los ciervos no corrían. El bosque estaba en un silencio sepulcral. Margot sabía que tenía que arreglarlo antes de la próxima luna llena, cuando el hechizo se volvería permanente.

Desesperada, Margot consultó su viejo y polvoriento libro de hechizos. Pasó horas buscando la solución, pero no encontraba nada que pudiera deshacer el hechizo. Finalmente, encontró una página que hablaba de un antiguo conjuro capaz de revertir cualquier hechizo, pero requería ingredientes muy raros y difíciles de encontrar.

—Necesito la ayuda de alguien—, pensó Margot en voz alta.

Decidió visitar a su joven amiga Clara, una niña de diez años que siempre había mostrado interés por la magia. Clara vivía con su abuela en una casita cerca del bosque. Al llegar, Margot explicó la situación.

—¡Claro que te ayudaré, Margot!—, exclamó Clara. —¿Qué necesitamos?

—Los ingredientes son muy difíciles de encontrar—, respondió Margot. —Necesitamos una pluma de un ave fénix, una lágrima de dragón y una flor de luna, que solo florece en la noche de luna llena.

Clara asintió con determinación. —¡Vamos a encontrarlos!

Primero, se dirigieron a la montaña donde vivía un ave fénix. La subida fue difícil y agotadora, pero Clara no se rindió. Cuando llegaron a la cima, vieron al majestuoso fénix descansando en su nido.

—Hola, gran fénix—, dijo Margot con respeto. —Necesitamos una de tus plumas para deshacer un hechizo que ha convertido a los animales del bosque en piedra.

El fénix, que era un ser muy sabio, entendió la gravedad de la situación. Con un movimiento elegante, dejó caer una de sus plumas doradas. Clara la recogió con cuidado.

—¡Gracias, gran fénix!—, dijo Clara con una sonrisa.

El siguiente paso era encontrar una lágrima de dragón. Margot sabía de un dragón anciano que vivía en una cueva en el otro extremo del bosque. El viaje fue largo y lleno de obstáculos, pero finalmente llegaron a la cueva del dragón.

—Gran dragón—, dijo Margot con voz firme pero respetuosa. —Necesitamos una de tus lágrimas para deshacer un hechizo que ha traído desgracia al bosque.

El dragón, con ojos llenos de sabiduría, escuchó la historia. Sintiendo empatía por los animales del bosque, dejó escapar una lágrima que Clara recogió en un pequeño frasco.

—¡Gracias, gran dragón!—, dijo Clara con gratitud.

Finalmente, tenían que encontrar la flor de luna. Sabían que solo florecía en la noche de luna llena, así que regresaron al bosque y esperaron. La noche de luna llena llegó y, con ella, la flor de luna apareció en un claro del bosque, brillando con una luz plateada.

—¡Ahí está!—, exclamó Clara emocionada.

Margot recogió la flor con sumo cuidado y la colocó junto a los otros ingredientes. Ahora tenían todo lo necesario para el conjuro. Regresaron a la casa de Margot y comenzaron a preparar la poción.

—Pluma de fénix, lágrima de dragón y flor de luna—, recitó Margot mientras mezclaba los ingredientes. —Que el hechizo se revierta y los animales vuelvan a la vida.

La poción comenzó a brillar intensamente y, de repente, una ola de energía recorrió el bosque. Los animales de piedra comenzaron a moverse, y pronto el bosque volvió a llenarse de vida y sonidos.

—¡Lo logramos!—, exclamó Clara, saltando de alegría.

Margot sonrió, aliviada y agradecida. —No podría haberlo hecho sin ti, Clara. Eres una verdadera amiga y una gran ayudante.

Desde ese día, Margot y Clara siguieron trabajando juntas, aprendiendo más sobre magia y ayudando a los habitantes del pueblo y del bosque. La amistad y la valentía de Clara demostraron que, con determinación y trabajo en equipo, cualquier problema puede ser resuelto.

Y así, bajo la luz de la luna llena, el bosque volvió a ser un lugar de armonía y felicidad, gracias a una bruja bondadosa y una niña valiente.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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