El héroe que iba a salvar al universo

En un pequeño y colorido pueblo llamado Brilloville, donde las flores siempre sonreían y los pájaros cantaban melodías alegres, vivía un niño llamado Lucas. Lucas era un niño como cualquier otro, pero tenía un sueño muy especial: quería ser un superhéroe. Sin embargo, no quería ser un héroe común que volara alto o lanzara rayos de luz. No, Lucas quería ser el héroe que cuidara de las pequeñas cosas del universo.

Un día, mientras Lucas estaba en su habitación, mirando por la ventana, vio algo extraño en el cielo. Una nube enorme y oscura se acercaba rápidamente. “¡Oh no! ¿Qué será eso?” pensó Lucas, preocupado. Decidió que era hora de actuar. Se puso su capa roja, que había hecho con una sábana vieja, y se miró en el espejo. “¡Soy Lucas, el Héroe de los Detalles!” exclamó con entusiasmo.

Bajó corriendo las escaleras y salió de su casa. En la calle, se encontró con su mejor amiga, Sofía. “¡Lucas! ¿A dónde vas tan rápido?” preguntó ella, con curiosidad.

“¡Sofía! ¡Debemos salvar al universo! Hay una nube oscura que se acerca y no parece buena,” respondió Lucas, señalando hacia el cielo.

Sofía frunció el ceño. “Pero, ¿qué podemos hacer nosotros? No tenemos superpoderes.”

“¡Precisamente! No necesitamos superpoderes. Solo necesitamos cuidar de las pequeñas cosas que a veces olvidamos. ¡Vamos a investigar!” Lucas sonrió, y Sofía no pudo evitar contagiarse de su entusiasmo.

Los dos amigos se dirigieron al parque, donde las flores estaban marchitas y los bancos estaban llenos de basura. “Mira, Sofía. Esta es una señal. La nube oscura está causando problemas en el mundo. Si cuidamos de este lugar, tal vez podamos detenerla,” dijo Lucas.

“¿Cómo vamos a hacer eso?” preguntó Sofía, mientras recogía un trozo de papel arrugado del suelo.

“Con pequeños actos de bondad. Si cada uno de nosotros cuida de su entorno, tal vez la nube se disipe,” explicó Lucas, mientras comenzaba a recoger hojas secas.

Así, los dos amigos se pusieron manos a la obra. Limpiaron el parque, plantaron flores nuevas y cuidaron de los árboles. Mientras trabajaban, Lucas decía: “Cada pequeño gesto cuenta. Si todos cuidan de su rincón del universo, ¡podremos hacer una gran diferencia!”

De repente, un grupo de niños se unió a ellos. “¿Qué están haciendo?” preguntó Tomás, un niño travieso del barrio.

“¡Estamos salvando al universo!” gritó Lucas con alegría. “¡Únete a nosotros!”

Tomás se rió. “¿Salvar al universo? ¡Eso suena ridículo!”

Pero Sofía, con una sonrisa, le dijo: “Si no cuidamos de nuestro mundo, la nube oscura se volverá más grande. ¡Ven, ayúdanos!”

Los niños, intrigados, comenzaron a ayudar. Juntos, recogieron basura, plantaron más flores y hasta pintaron los bancos de colores brillantes. La energía del grupo era contagiosa, y pronto el parque se llenó de risas y alegría.

Mientras trabajaban, Lucas miró hacia arriba y vio que la nube oscura parecía estar alejándose. “¡Mira, Sofía! ¡Lo estamos logrando!” exclamó emocionado.

“¡Sí! ¡Estamos haciendo que el universo sea un lugar mejor!” respondió Sofía, sonriendo de oreja a oreja.

Pero de repente, una ráfaga de viento sopló y la nube oscura se acercó aún más. “¡Oh no! ¡No podemos rendirnos ahora!” gritó Lucas. “¡Todos juntos, sigamos trabajando!”

Los niños, con renovada energía, continuaron limpiando y cuidando el parque. Al mismo tiempo, Lucas comenzó a contar historias sobre cómo cada pequeño gesto puede cambiar el mundo. “Cuando cuidamos de lo que nos rodea, estamos cuidando de nosotros mismos. ¡Y eso es lo que hace un verdadero héroe!” dijo con firmeza.

Poco a poco, la nube oscura comenzó a desvanecerse. Los rayos de sol comenzaron a brillar y el cielo se llenó de colores. “¡Lo logramos! ¡Hemos salvado al universo!” gritó Sofía, saltando de alegría.

Los niños se abrazaron y celebraron su éxito. Lucas miró a su alrededor y vio que el parque había cambiado. Las flores estaban vibrantes, los árboles lucían felices y el aire se sentía fresco y limpio.

“¿Ves, Tomás? ¡Salvar el universo no siempre significa luchar contra villanos! A veces, solo se trata de cuidar de las cosas pequeñas,” dijo Lucas, con una gran sonrisa.

Tomás asintió, un poco avergonzado. “Tienes razón, Lucas. ¡Gracias por dejarme unirme! De ahora en adelante, seré un héroe de los detalles también.”

Y así, Lucas y sus amigos aprendieron que cada pequeño gesto cuenta. A veces, los verdaderos héroes son aquellos que cuidan de las cosas que parecen insignificantes, porque al final, esas cosas son las que hacen que el universo sea un lugar mejor.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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