Capítulo 1: La Llegada a la Ciudad
Desde que era niño, Alex siempre había sentido una extraña fascinación por lo macabro y lo misterioso. Por eso, cuando se enteró de la existencia de un cementerio olvidado en las afueras de la ciudad, no pudo resistir la tentación de visitarlo. Convenció a su amigo de toda la vida, Lucas, para que lo acompañara en esta aventura.
La ciudad en la que se encontraban era un lugar tranquilo y apacible, pero el cementerio olvidado tenía una aura siniestra que se podía sentir a kilómetros de distancia. A medida que se acercaban, el cielo se oscurecía y una niebla espesa comenzaba a envolver el lugar.
Finalmente, llegaron al cementerio y se quedaron parados frente a la imponente entrada. Las puertas de hierro estaban entreabiertas, como si invitaran a los visitantes a adentrarse en el misterio que se escondía en su interior. Alex y Lucas intercambiaron miradas nerviosas antes de cruzar el umbral y adentrarse en el oscuro mundo que les esperaba.
Capítulo 2: El Descubrimiento
A medida que caminaban entre las tumbas cubiertas de musgo y las estatuas decrépitas, Alex y Lucas comenzaron a sentir una presencia inquietante a su alrededor. El aire estaba cargado de un olor a podredumbre y los susurros del viento parecían llevar consigo voces susurrantes que los llamaban.
De repente, Lucas tropezó con algo en el suelo y cayó de bruces. Al levantarse, vio lo que parecía ser una lápida antigua y polvorienta. Se acercó para limpiarla y descubrió que estaba grabada con extraños símbolos y una inscripción que decía: «Aquí yace el guardián del cementerio, aquel que nunca descansa en paz».
Un escalofrío recorrió la espalda de los dos amigos mientras se miraban con temor. ¿Qué significaba aquella inscripción? ¿Quién era el guardián del cementerio y por qué nunca descansaba en paz? Decidieron seguir investigando, sin sospechar la terrible verdad que se escondía bajo sus pies.
Capítulo 3: La Revelación
A medida que avanzaban entre las tumbas, Alex y Lucas comenzaron a notar que las sombras parecían cobrar vida a su alrededor. Susurros ininteligibles resonaban en sus oídos y una sensación de terror se apoderaba de ellos. De repente, una figura encapuchada emergió de entre las sombras y se acercó lentamente hacia ellos.
«¿Quiénes sois vosotros y qué hacéis en este lugar sagrado?», preguntó la figura con una voz ronca y gutural. Alex y Lucas se miraron, paralizados por el miedo, sin saber qué responder. La figura les miró fijamente con unos ojos vacíos y sin vida, antes de revelar su verdadera identidad.
«Soy el guardián del cementerio, aquel que fue condenado a vagar por la eternidad como castigo por mis pecados», dijo la figura con un tono de profunda tristeza. «Y ahora que habéis despertado mi ira, no podréis escapar de vuestra propia perdición».
Un grito de terror se escapó de los labios de Alex y Lucas mientras la figura encapuchada extendía sus manos esqueléticas hacia ellos. Sabían que habían despertado a una fuerza oscura y maligna que no tendría piedad de ellos. El misterio del cementerio olvidado estaba a punto de revelarse en toda su macabra magnitud.