Había una vez en un bosque encantado, un monstruo muy especial llamado Rufus. Rufus era un monstruo muy juguetón y travieso, pero lo que más le gustaba hacer era rugir muy fuerte para asustar a los animales del bosque. Todos los días salía a jugar y a rugir, pero un día algo terrible sucedió: ¡Rufus perdió su rugido!
Rufus estaba muy triste y preocupado, no sabía qué hacer sin su rugido. Se puso a buscar por todo el bosque, pero no podía encontrarlo por ningún lado. Pasaron los días y Rufus seguía sin poder encontrar su rugido. Hasta que un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó risas y voces de niños.
Intrigado, Rufus se acercó sigilosamente y vio a un grupo de niños jugando y riendo. Se acercó a ellos y les preguntó:
- ¿Han visto mi rugido? Lo he perdido y no sé dónde está.
Los niños se miraron entre ellos y uno de ellos, llamado Lucas, le respondió:
- ¡Oh, pobre monstruo! No te preocupes, te ayudaremos a encontrar tu rugido.
Rufus se puso muy contento y agradecido, y juntos comenzaron una emocionante búsqueda por todo el bosque. Pasaron por el río, la cueva de los murciélagos y la montaña de los dragones, pero no encontraban el rugido por ningún lado.
De repente, escucharon un ruido extraño viniendo de la cima de un árbol. Subieron rápidamente y allí encontraron a un pequeño pájaro jugando con algo que brillaba. ¡Era el rugido de Rufus!
- ¡Lo encontramos, lo encontramos! -exclamaron los niños emocionados.
Rufus estaba tan feliz que no podía dejar de dar saltos de alegría. Agradeció a los niños por ayudarlo y les prometió que sería un monstruo menos ruidoso y más amigable a partir de ese día.
Desde entonces, Rufus siguió siendo un monstruo juguetón y travieso, pero ahora en lugar de rugir fuerte, prefería reír y jugar con los niños del bosque. Y los niños, por su parte, siempre recordaban la emocionante aventura en la que ayudaron al monstruo a encontrar su rugido perdido.
Y colorín colorado, este cuento de Rufus y su rugido ha terminado. ¡Hasta la próxima aventura!