Loli la Oveja y la Bufanda de Colores que Nunca Terminaba

Era una soleada mañana en la granja de Don Pedro. Loli, la oveja, estaba muy emocionada porque había decidido tejer una bufanda de colores. Tenía un ovillo de lana de todos los colores del arcoíris y quería hacer la bufanda más larga del mundo.

—¡Mira, mira! —gritó Loli a sus amigos—. ¡Voy a hacer una bufanda que nunca termine!

Sus amigos, el gallo Ramón, la vaca Clara y el pato Pipo, se acercaron curiosos.

—¿Una bufanda que nunca termine? —preguntó Ramón con su voz fuerte—. ¡Eso suena increíble, Loli!

—Sí, sí, ¡quiero que sea muy larga! —dijo Loli, mientras comenzaba a tejer con entusiasmo.

Loli tejía y tejía, pero a medida que la bufanda crecía, se dio cuenta de que era un poco más difícil de lo que pensaba.

—¡Ay! —suspiró Loli—. Esta bufanda parece no tener fin.

—¿Por qué no nos dejas ayudarte? —sugirió Clara, moviendo su gran cabeza—. Tejer es más divertido en compañía.

—¡Sí! ¡Podemos hacerla juntos! —añadió Pipo, aleteando con alegría.

Loli sonrió. ¡Qué buena idea! Pensó que tejer con sus amigos sería mucho más divertido.

—¡Está bien! —dijo Loli—. ¡Vamos a hacerlo juntos!

Así que Ramón, Clara, Pipo y Loli se sentaron en un círculo. Loli les mostró cómo tejer y todos comenzaron a trabajar. Ramón tejía con su pico, Clara usaba su lengua larga, y Pipo movía sus patas de pato para ayudar.

—Mira, ¡estamos haciendo una bufanda gigante! —exclamó Pipo mientras se reía.

—¡Sí! ¡Es tan colorida! —dijo Clara, mirando los hermosos colores.

Pero después de un rato, se dieron cuenta de que la bufanda ya era muy larga y un poco pesada.

—¡Oh, no! —gritó Ramón—. ¡No puedo más! ¡Es muy pesada!

—No te preocupes, amigo —dijo Loli—. ¡Podemos turnarnos! Así será más fácil.

—¡Sí! —dijo Pipo—. ¡Vamos a turnarnos y a disfrutar mientras tejemos!

Y así lo hicieron. Se turnaron para tejer, cantaron canciones y se contaron historias divertidas. La bufanda seguía creciendo, y cada vez se veía más hermosa.

—Miren, ¡ya casi llega al árbol! —gritó Clara, señalando hacia un gran árbol que estaba cerca.

—¡Wow! —dijo Loli, emocionada—. ¡Nunca pensé que podríamos hacer una bufanda tan larga!

—¡Es porque estamos trabajando juntos! —dijo Ramón, orgulloso.

Pasaron horas tejiendo y riendo. A veces se equivocaban y hacían nudos, pero se ayudaban unos a otros y se reían de sus errores.

—¡Mira este nudo! —dijo Pipo, riendo mientras mostraba un pequeño enredo en la bufanda.

—¡Es un nudo mágico! —exclamó Clara, y todos se rieron aún más.

Finalmente, la bufanda llegó a ser tan larga que rodeó todo el árbol. Loli y sus amigos estaban muy cansados, pero también muy felices.

—¡Hemos hecho un gran trabajo! —dijo Loli, mirando la bufanda gigante.

—¡Sí! Y lo mejor es que lo hicimos juntos —respondió Ramón.

—¡Y ahora podemos usarla! —dijo Pipo, emocionado—. ¡Vamos a probárnosla!

Uno a uno, se fueron envolviendo en la bufanda. Loli se puso un extremo alrededor de su cuello, Clara se envolvió en el medio, Ramón se puso un lado y Pipo se acomodó en el otro extremo.

—¡Estamos todos juntos! —gritó Loli, riendo.

—¡Es la bufanda más divertida del mundo! —dijo Clara, feliz.

—Y lo mejor es que no solo es larga, ¡sino que está llena de amor y amistad! —añadió Pipo.

Todos se abrazaron en la bufanda gigante, sintiendo el calor de su amistad.

—Gracias, amigos —dijo Loli—. Aprendí que las cosas más largas y complicadas son más divertidas cuando las hacemos juntos.

Y así, en la granja de Don Pedro, Loli y sus amigos disfrutaron de su bufanda de colores que nunca terminaba, recordando siempre que la verdadera magia está en la compañía.

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Señorita Risueña

Una escritora apasionada dedicada a crear historias cautivadoras para niños. Desde temprana edad, descubrió su amor por los cuentos y la narrativa, inspirándose en la magia de la infancia para dar vida a sus relatos. Con una sólida formación en literatura infantil y años de experiencia en la enseñanza, Señorita Risueña comprende la importancia de estimular la imaginación y fomentar la lectura desde edades tempranas.

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