Había una vez, en un bosque lleno de flores de todos los colores, una mariposa llamada Luzia. Luzia era pequeña, pero su corazón era enorme. Siempre volaba de flor en flor, dejando un rastro de alegría a su paso. Sus alas eran de un hermoso color amarillo, y todos los insectos la querían mucho.
Un día, mientras Luzia jugaba con sus amigos, las nubes comenzaron a oscurecerse. ¡Oh no! dijo la mariquita, llamada Pinky, con su voz temblorosa. ¡Se viene una tormenta!
Luzia miró hacia arriba y vio cómo las nubes se arremolinaban. No te preocupes, Pinky. ¡Nosotros podemos jugar bajo la lluvia! Pero, de repente, un fuerte viento sopló y las flores empezaron a perder su color.
¡Mira! gritó el saltamontes, llamado Brinco. ¡Las flores se están volviendo grises!
Luzia sintió un nudo en su estómago. ¿Qué vamos a hacer? preguntó con preocupación. Sin colores, el bosque se verá triste.
Pinky, con sus ojos brillantes, dijo: ¡Tú eres la mariposa más valiente que conozco! ¡Si alguien puede ayudar, eres tú!
Pero… ¿cómo puedo hacerlo? preguntó Luzia, sintiendo que su pequeño cuerpo temblaba. Soy solo una mariposa.
¡Eres más que eso! exclamó Brinco. Tienes un corazón valiente y puedes volar alto. ¡Debes intentar devolver los colores al bosque!
Luzia respiró hondo. Está bien, lo intentaré. Con sus alas temblando, se preparó para volar hacia la tormenta. ¡Voy a buscar el arcoíris!
Mientras volaba, el viento la empujaba hacia atrás. ¡Ay! gritó Luzia. Esto es más difícil de lo que pensé.
Pero recordó las palabras de sus amigos. Soy valiente, soy fuerte. Y siguió volando. ¡Voy a encontrar el color!
De repente, una gota de lluvia cayó sobre su ala. ¡Brrr! hizo Luzia. ¡Está fría! Pero no se detuvo. Voló más alto, hasta que llegó a la cima de una nube.
Allí, en lo más alto, vio algo mágico: un hermoso arcoíris brillando con todos los colores del mundo. ¡Es tan hermoso! exclamó Luzia. ¡Debo llevarlo al bosque!
Con un gran esfuerzo, Luzia comenzó a volar hacia abajo, tratando de llevar el arcoíris con ella. ¡Ven aquí, arcoíris! gritó. ¡El bosque te necesita!
Mientras bajaba, el viento volvió a soplar, pero Luzia no se rindió. ¡Soy fuerte! dijo en voz alta. ¡Soy valiente!
Al llegar al bosque, Luzia extendió sus alas y dejó que el arcoíris se deslizara por todas partes. ¡Colores, vengan a mí! gritó con alegría. Y, como por arte de magia, las flores comenzaron a brillar de nuevo.
¡Mira! dijo Pinky, saltando de felicidad. ¡Las flores están volviendo a ser coloridas!
¡Lo lograste, Luzia! aplaudió Brinco. Eres una verdadera heroína.
Luzia sonrió, sintiéndose muy feliz. No lo hice sola. dijo con humildad. Ustedes me dieron valor.
La tormenta se disipó, y el sol volvió a brillar. El bosque está lleno de colores gracias a ti, Luzia. dijo Pinky, abrazándola.
Y gracias a todos ustedes por creer en mí. respondió Luzia. Juntos somos más fuertes.
Desde ese día, Luzia no solo fue conocida como la mariposa amarilla, sino como Luzia, la mariposa valiente que trajo de vuelta la alegría y los colores al bosque. Y cada vez que una tormenta se acercaba, Luzia recordaba su fortaleza interior y sabía que siempre podría enfrentar cualquier desafío.
Y así, el bosque volvió a ser un lugar lleno de risas y colores, donde todos los insectos vivieron felices para siempre.