Había una vez en la sabana africana una jirafa llamada Marta, quien era conocida por su paciencia y calma ante las situaciones difíciles. Marta era diferente a las demás jirafas, ya que siempre mantenía la tranquilidad incluso en los momentos más complicados.
Un día, mientras Marta paseaba por la sabana, se encontró con un grupo de jirafas que estaban discutiendo acaloradamente. Una de las jirafas le gritaba a otra por haberle pisado sin querer la cola. Marta, en vez de unirse a la discusión, se acercó con calma y les dijo:
- ¿Por qué no intentamos solucionar este problema de una manera tranquila y pacífica? No ganamos nada gritándonos unos a otros.
Las jirafas se quedaron sorprendidas por la actitud de Marta, pero decidieron escucharla. Marta les propuso que cada una contara su versión de lo sucedido y que luego buscaran juntas una solución. Después de escuchar a ambas partes, las jirafas se disculparon y se abrazaron, prometiendo ser más cuidadosas en el futuro.
Desde ese día, Marta se convirtió en la mediadora de la sabana, ayudando a resolver conflictos y enseñando a los demás animales el valor de la tranquilidad y la paciencia. Todos la admiraban por su sabiduría y su capacidad para mantener la calma en todo momento.
Un día, un león hambriento se acercó a la sabana en busca de comida. Los animales entraron en pánico y empezaron a correr en todas direcciones. Marta, en lugar de asustarse, se acercó al león y le dijo con voz serena:
- ¿Por qué no buscamos juntos una solución para tu hambre? No es necesario que lastimes a nadie para conseguir comida.
El león, sorprendido por la valentía y la bondad de Marta, decidió escucharla. Juntos, buscaron frutas y plantas para saciar el hambre del león, quien agradecido prometió no volver a cazar en la sabana.
Desde entonces, Marta se convirtió en la heroína de la sabana, demostrando que la tranquilidad y la paciencia son armas poderosas para resolver cualquier problema. Los animales aprendieron a seguir su ejemplo y a enfrentar las dificultades con serenidad y calma. Y Marta, la jirafa tranquila, siguió siendo un ejemplo de bondad y sabiduría para todos los habitantes de la sabana.