Serpentina y el hechizo del tiempo

En un bosque lleno de árboles altos y flores de colores brillantes, vivía una serpiente mágica llamada Serpentina. Tenía escamas que brillaban como el sol y ojos que reflejaban el cielo. Todos los animales del bosque la querían porque siempre estaba dispuesta a ayudar.

Un día, mientras Serpentina se deslizaba por el sendero, escuchó un murmullo entre las hojas. Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de animales muy preocupados.

—¿Qué sucede, amigos? —preguntó Serpentina con su voz suave.

—¡Oh, Serpentina! —exclamó un pequeño conejo llamado Rabo—. El río se está secando y las flores se están marchitando. ¡No sabemos qué hacer!

Serpentina frunció el ceño. Había notado que el clima estaba cambiando y que el bosque se estaba volviendo más seco. Entonces, decidió usar su magia.

—Voy a hacer un hechizo para detener el tiempo —dijo Serpentina—. Así podremos encontrar una solución antes de que todo se marchite.

Los animales miraron a Serpentina con asombro.

—¿De verdad puedes hacer eso? —preguntó Luna, la tortuga, moviendo su cabeza lentamente.

—Sí, pero necesito que todos me ayuden. Debemos concentrarnos y pensar en lo que queremos salvar —respondió Serpentina.

Los animales se reunieron en un círculo alrededor de Serpentina. Todos cerraron los ojos y comenzaron a pensar en su hermoso bosque, en el río lleno de agua y en las flores que danzaban con el viento.

—A la cuenta de tres, vamos a decir juntos: “¡Detén el tiempo!” —instruyó Serpentina.

—Uno, dos, tres… ¡Detén el tiempo! —gritaron todos al unísono.

De repente, un destello de luz iluminó el bosque. Serpentina sintió que su magia estaba funcionando. El tiempo se detuvo. Las hojas dejaron de moverse y el canto de los pájaros se apagó.

—¡Lo logramos! —dijo Serpentina, emocionada—. Ahora tenemos tiempo para arreglar esto.

Los animales comenzaron a pensar en cómo podían ayudar a su bosque.

—Podríamos buscar otro lugar donde haya agua —sugirió Rabo.

—O podríamos pedir ayuda a los árboles —dijo Luna—. Ellos siempre han estado aquí desde el principio.

Serpentina sonrió. Los pequeños actos tienen gran impacto, pensó.

—¡Vamos a buscar a los árboles! —exclamó.

Los animales se dirigieron hacia el gran roble en el centro del bosque. Cuando llegaron, el árbol los miró con cariño.

—¿Qué les preocupa, pequeños amigos? —preguntó el roble con voz profunda.

—El río se está secando y las flores están marchitando —respondió Serpentina—. Necesitamos su ayuda para salvar nuestro hogar.

El roble reflexionó por un momento.

—El agua proviene de las montañas. Si podemos hacer que llueva, el río volverá a llenarse —dijo el roble—. Pero necesitamos que todos trabajen juntos.

—¿Cómo podemos hacer que llueva? —preguntó Rabo, con un toque de preocupación en su voz.

—Debemos hacer una danza de lluvia —explicó el roble—. Todos deben unirse y bailar con alegría. La alegría puede hacer que las nubes se llenen de agua.

Serpentina asintió, emocionada.

—¡Vamos a bailar! —gritó, y todos comenzaron a saltar y a moverse al ritmo de la música que sonaba en sus corazones.

Mientras bailaban, las nubes comenzaron a reunirse en el cielo. El tiempo seguía detenido, pero la energía de la danza llenaba el aire.

—¡Mira! —gritó Luna—. ¡Las nubes están oscureciendo!

Serpentina sonrió.

—¡Sigan bailando! —animó.

Y así, los animales continuaron bailando con alegría. De repente, un trueno retumbó y comenzó a llover. Las gotas de agua cayeron sobre el suelo, llenando el río y haciendo que las flores volvieran a brillar.

—¡Hurra! —gritaron todos, llenos de felicidad.

El roble sonrió al ver la alegría de sus amigos.

—Gracias, pequeños amigos. Su unión ha traído la lluvia. Ahora el bosque florecerá de nuevo.

Serpentina sintió que su corazón se llenaba de amor por su hogar y por sus amigos.

—Recuerden, cada pequeño acto cuenta. Si trabajamos juntos, podemos hacer grandes cosas —dijo con una sonrisa.

Los animales asintieron, comprendiendo la importancia de la amistad y la colaboración.

—Ahora que el tiempo se ha detenido, podemos disfrutar de este momento —dijo Serpentina—. Vamos a celebrar.

Y así, bajo la lluvia, los animales se unieron en una gran fiesta. Bailaron, cantaron y jugaron, disfrutando de su bosque renovado y de la magia que habían creado juntos.

Cuando la lluvia cesó, Serpentina levantó la vista y vio que el sol comenzaba a salir.

—Es hora de que el tiempo vuelva a moverse —dijo—. Pero nunca olviden lo que hemos aprendido hoy.

Los animales se unieron una vez más, y todos juntos gritaron:

—¡Que el tiempo vuelva a correr!

Con un destello de luz, el tiempo volvió a moverse. Las hojas comenzaron a danzar, los pájaros a cantar, y el río fluyó con fuerza.

Serpentina sonrió, sabiendo que, aunque el tiempo había vuelto, la magia de la amistad siempre estaría presente en su bosque.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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