La carrera lenta del caracol veloz

Había una vez, en un jardín lleno de flores de colores, un caracol llamado Susi. A Susi le encantaba moverse despacio, disfrutando de cada hoja y cada gota de rocío. Un día, mientras se deslizaba por el camino de tierra, escuchó un bullicio.

“¡Miren, miren! ¡Es la gran carrera de caracoles!” gritó un pequeño saltamontes llamado Tico.

Susi se acercó y vio a muchos caracoles alineados, listos para la carrera. Todos parecían muy emocionados.

“¡Yo también quiero participar!” dijo Susi con una sonrisa.

“¿Tú? ¿Participar? ¡Pero eres tan lenta!” se rió un caracol llamado Rápido. “No tienes ninguna oportunidad.”

Susi se sintió un poco triste, pero decidió que quería intentarlo. “No importa si soy lenta. Voy a disfrutar de la carrera”, pensó.

El día de la carrera llegó. Todos los caracoles estaban nerviosos y emocionados. La tortuga Tula, que era la jueza, levantó su mano y dijo: “¡A la cuenta de tres! ¡Listos, listos… ya!”

¡Y todos los caracoles salieron disparados! Susi, en cambio, avanzaba con calma, dejando un pequeño rastro brillante a su paso.

“¡Vamos, Susi! ¡Apúrate!” gritó Tico mientras saltaba por los lados del camino.

Voy a mi ritmo”, respondió Susi con una sonrisa. “Cada paso cuenta.”

Mientras los otros caracoles corrían, Susi se detuvo a mirar las flores. “¡Qué hermosas son las margaritas!” exclamó. Se acercó a una y la olfateó. “¡Huelen tan bien!”

Los caracoles rápidos, como Rápido, ya estaban muy lejos. Pero Susi no se preocupaba. Ella disfrutaba del sol y del aire fresco.

“¡Mira, ahí está Susi! ¡Qué lenta es!” decía Rápido, riendo con sus amigos. Pero Susi no escuchaba. Ella seguía avanzando, disfrutando de su paseo.

Al poco tiempo, la carrera se volvió más difícil. Había un gran charco en el camino. Los caracoles rápidos se resbalaron y cayeron en el agua. “¡Ayuda! ¡No puedo salir!” gritó Rápido, mientras luchaba por salir del charco.

Susi, que estaba más cerca, se acercó lentamente. “No te preocupes, Rápido. Yo te ayudaré”, dijo Susi. Con su pequeño cuerpo, empujó a Rápido y lo ayudó a salir del charco.

Gracias, Susi”, dijo Rápido, empapado pero agradecido. “No pensé que fueras tan valiente.”

Susi sonrió y continuó su camino. A medida que avanzaba, se dio cuenta de que muchos caracoles estaban cansados y necesitaban descansar. “¡Vamos, amigos! ¡Tomemos un pequeño descanso!” dijo Susi, y todos la siguieron.

Después de un rato de descanso, los caracoles decidieron continuar. “¿Quién va a ganar?” preguntó Tico, mirando a todos con curiosidad.

“Yo creo que será Rápido”, dijo un caracol llamado Lento. “Pero Susi está haciendo un gran trabajo, aunque sea lenta.”

Finalmente, llegaron a la última parte de la carrera, donde había una gran colina. Rápido y los otros caracoles intentaron subir rápidamente, pero estaban tan cansados que no podían avanzar.

Susi, con su paso tranquilo, comenzó a subir la colina. “Puedo hacerlo”, se decía a sí misma. Con cada movimiento, se acercaba más a la cima.

“¡Vamos, Susi! ¡Tú puedes!” gritó Tico, emocionado.

Y, poco a poco, Susi llegó a la cima. “¡Lo logré!” exclamó feliz. Todos los caracoles la miraron asombrados.

“¡Susi ganó la carrera!” gritaron todos. Rápido, aunque no había llegado primero, se sintió feliz por su amiga.

Ser lento también puede ser especial”, dijo Susi, sonriendo. “Lo importante es disfrutar del camino.

Y así, Susi el caracol veloz demostró que cada paso cuenta y que ir despacio puede ser muy valioso. Desde ese día, todos los caracoles aprendieron a disfrutar de la vida, sin importar la velocidad. Y Susi se convirtió en la caracol más querida del jardín.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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