Había una vez tres vacas muy amigas que vivían juntas en un prado verde. Cada una tenía un color especial. La vaca blanca se llamaba Nieve, la vaca marrón se llamaba Canela, y la vaca negra con manchas blancas se llamaba Luna.
Un día, Nieve dijo:
—Muu, he escuchado que hay un campo lleno de flores mágicas. ¡Dicen que dan leche con sabores dulces!
Canela respondió:
—¡Muu! ¡Vamos a buscarlo!
Luna movió su cola y añadió:
—¡Sí! Pero tendremos que ayudarnos, amigas.
Las tres vacas comenzaron su aventura, caminando juntas mientras el sol brillaba.
El primer desafío: El río susurrante
Pronto llegaron a un río que cantaba suavemente:
—¡Chuuu, chuuu!—
Nieve dijo:
—¡Oh, no! No podemos cruzarlo solas.
Canela encontró unas piedras grandes y dijo:
—Podemos saltar de piedra en piedra.
Luna, que era muy cuidadosa, sugirió:
—¡Yo iré primero para ver si es seguro!
Una a una, las vacas cruzaron el río. ¡Plash, plash! Las piedras estaban resbalosas, pero juntas lograron pasar.
El segundo desafío: El pasto especial
Más adelante, encontraron un campo lleno de pasto dulce y verde. Tenían hambre, pero no había suficiente para las tres.
Nieve dijo:
—¡Yo comeré solo un poquito!
Canela y Luna hicieron lo mismo, compartiendo el pasto. Después de comer, se sintieron fuertes y siguieron su camino.
El tercer desafío: El pájaro amigo
De pronto, las vacas se perdieron. Los árboles eran altos, y no podían ver el camino.
—¡Muu! ¿Qué hacemos ahora? —preguntó Canela.
Un pequeño pájaro azul voló hacia ellas y dijo:
—¡Pío, pío! Sigan mis alas, yo las guiaré.
El pájaro voló despacio, y las vacas lo siguieron hasta que… ¡llegaron al campo de flores mágicas!
El Campo de Flores Mágicas
El campo estaba lleno de flores de todos los colores: rojas, amarillas, azules y rosas. Las vacas olieron el dulce aroma:
—¡Mmm, qué rico huele!
Cuando comieron las flores, su leche cambió. La de Nieve sabía a fresas, la de Canela a miel, y la de Luna a chocolate.
Se miraron felices y dijeron juntas:
—¡Muu! ¡Qué rico es compartir esto juntas!
El mensaje final
Desde entonces, las tres vacas siempre recuerdan que trabajando en equipo y ayudándose unas a otras, lograron encontrar el campo mágico.
Y cada noche, al mirar las estrellas, mugen suavemente:
—¡Muu! La amistad y la paciencia hacen los sueños realidad.
Fin.
