El niño que hablaba con los muertos

Pedro siempre había sido un niño peculiar. Desde pequeño, sus amigos imaginarios eran más que simples fantasías; eran ecos de almas perdidas. Una tarde, mientras jugaba en el desván, escuchó una risa suave que provenía de una esquina oscura.

—¿Quién está ahí? —preguntó, con el corazón latiendo con fuerza.

—Soy yo, Valeria —respondió una voz etérea, como un susurro helado—. Vine a jugar.

A medida que los días pasaban, la conexión entre Pedro y Valeria se fortalecía. Ella le contaba historias de su vida, de su familia y de cómo había partido. Pero un día, la risa se tornó en llanto.

—No puedo descansar en paz —dijo Valeria, su voz temblando—. Necesito que me ayudes.

—¿Cómo? —inquirió Pedro, intrigado pero temeroso.

—Debes encontrar a mi madre. Ella tiene algo que me pertenece.

Pedro, impulsado por la curiosidad, buscó a la madre de Valeria. La encontró en un viejo barrio, con los ojos llenos de tristeza. Al mencionarle a su hija, la mujer palideció.

—No hables de ella, niño —susurró, temblando—. No quiero volver a escuchar su nombre.

Esa noche, Valeria apareció furiosa.

—¡La has traicionado! —gritó, sus ojos ardían como brasas.

—No era mi intención —se defendió Pedro, asustado—. Solo quería ayudarte.

—Ahora tendrás que pagar por tu error.

Sin previo aviso, las sombras del cuarto se alargaron y comenzaron a envolverlo.

—¡Valeria, por favor! —suplicó Pedro, pero su voz se perdió en el aire helado.

Al día siguiente, la madre de Valeria encontró a Pedro en su desván, su rostro pálido y su mirada vacía. En su mano, un viejo collar brillaba tenuemente, el mismo que había pertenecido a Valeria.

—¿Qué has hecho? —murmuró la mujer, horrorizada.

Pero Pedro ya no podía responder. Había cruzado la línea entre el mundo de los vivos y el de los muertos, y ahora, era solo otro eco en la oscuridad.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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