El susurro de la tormenta

La tormenta rugía con fuerza, y las gotas de lluvia golpeaban las ventanas de la vieja cabaña donde Clara y Tomás se refugiaban. El viento aullaba, como si intentara advertirles de algo.

—¿Escuchaste eso? —preguntó Clara, su voz temblorosa casi ahogada por el estruendo.

Tomás frunció el ceño. —No, ¿qué fue?

—Un susurro… —respondió ella—. Como si alguien estuviera hablando justo detrás de mí.

La risa nerviosa de Tomás resonó en la habitación. —Vamos, Clara. Es solo el viento.

Pero Clara no se sentía convencida. A medida que la tormenta se intensificaba, el susurro se hacía más claro, más persuasivo. “Conócelo, conócelo…” repetía la voz, como un eco que se infiltraba en su mente.

—¿Qué crees que quiere decir? —preguntó Clara, su mirada perdida en la oscuridad exterior.

—No lo sé, pero no le hagas caso. Es solo una leyenda urbana, un cuento para asustar a los niños.

Sin embargo, la voz continuó, y el miedo se apoderó de Clara. “Él te espera… él te necesita…”

—Tomás, creo que debería irme.

—¿A dónde? ¿En medio de la tormenta? Estás loca.

—No lo sé, pero siento que debo hacerlo.

Clara se levantó, su corazón latiendo con fuerza. La voz la llamaba, y algo en su interior le decía que debía seguirla. Al abrir la puerta, el viento la empujó hacia afuera, y la lluvia la envolvió como un manto oscuro.

—¡Clara, vuelve! —gritó Tomás, pero ella ya no podía escucharle.

La tormenta la abrazó, y en el caos, la voz se tornó en un grito ensordecedor. “Conócelo, conócelo…”

Tomás se quedó solo en la cabaña, el silencio ahora más pesado que el trueno. “¿Dónde está Clara?” murmuró, pero solo recibió el eco de su propia voz.

Las horas pasaron, y cuando la tormenta finalmente cesó, Tomás salió al exterior, llamando a Clara. Pero lo que encontró fue solo un rastro de huellas en el barro, que se adentraban en el bosque.

“Él te espera…” resonó en su mente. Y, al mirar hacia atrás, vio la sombra de Clara, sonriendo desde la penumbra.

—Tomás… —susurró ella, su voz ahora un eco distante—. “Ya es tarde.”

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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