El tiburón que quería ser vegetariano

Había una vez en el océano azul, un tiburón llamado Tomy. Tomy no era un tiburón cualquiera; él tenía un gran sueño. Mientras que todos los tiburones de su alrededor disfrutaban de nadar y cazar peces, Tomy se sentaba en una roca y miraba las coloridas algas que danzaban con las olas.

Un día, mientras sus amigos tiburones jugaban a atrapar peces, Tomy se acercó y dijo: “¡Hola, amigos! ¿No les gustaría probar algo diferente? He visto unas algas que se ven deliciosas”.

Los otros tiburones se rieron. “¡Tomy, los tiburones no comemos algas! ¡Comemos peces!”, dijo Rico, el tiburón más grande. “¿Por qué querrías comer hierbas del mar?”

Tomy sonrió, pero en su corazón sentía que quería ser diferente. “Porque creo que las algas son especiales. Quiero ser vegetariano”, respondió.

Esa noche, mientras todos los tiburones dormían, Tomy decidió que era hora de probar esas algas. Nadó hacia un hermoso jardín de algas marinas que brillaban con luces de colores. Cuando las probó, su corazón dio un salto de alegría. “¡Mmm, esto es delicioso!”, exclamó.

Al día siguiente, Tomy fue a contarle a sus amigos lo que había descubierto. “¡Chicos! ¡Las algas son riquísimas! Deben probarlas”, dijo emocionado.

Rico y los otros tiburones lo miraron con sorpresa. “¿Algas? ¡Eso es raro! ¡Nosotros somos tiburones!”, dijo Lila, una tiburona con aletas muy coloridas. “No puedes ser vegetariano, Tomy. ¡No es lo que hacemos!”

Tomy sintió un pequeño nudo en su estómago, pero no se rindió. “Pero ser diferente es divertido. ¡Puedo mostrarles lo ricas que son!”, insistió.

Así que, un día, Tomy invitó a todos sus amigos a un picnic de algas. “Vengan a mi lugar favorito en el océano. ¡Les prometo que les encantarán!”, les dijo.

Los tiburones llegaron, un poco escépticos. Cuando Tomy empezó a servir las algas, algunos fruncieron el ceño. “¿Esto es lo que vamos a comer?”, preguntó Rico.

“¡Sí! ¡Prueben un bocado!”, animó Tomy. Con un poco de duda, los tiburones comenzaron a probar las algas. Al principio, hacían caras raras, pero poco a poco, sus ojos se iluminaron.

“¡Esto está riquísimo!”, gritó Lila, mientras daba un gran mordisco. “Nunca pensé que me gustaría tanto”.

Rico, que al principio había sido el más escéptico, no pudo evitar sonreír. “Tal vez ser diferente no sea tan malo después de todo”, dijo mientras disfrutaba de las algas.

Tomy estaba feliz. “¡Ven, sigamos comiendo! Hay muchas más variedades. ¡Las algas son como una fiesta de sabores en el océano!”, exclamó.

Desde ese día, los tiburones comenzaron a compartir su comida. A veces comían peces, pero también disfrutaban de las algas que Tomy había descubierto. Tomy se convirtió en el tiburón más popular del océano. Todos querían probar sus recetas de algas.

Un día, mientras nadaban juntos, Rico se acercó a Tomy y le dijo: “Gracias por mostrarnos que ser diferente es genial. Eres un tiburón especial, Tomy”.

Tomy sonrió y respondió: “Ser único es lo mejor. Todos podemos ser diferentes y eso nos hace especiales”.

Y así, el océano se llenó de tiburones que aprendieron a amar las algas, gracias a un pequeño tiburón que soñaba con ser vegetariano. Desde entonces, Tomy y sus amigos nadaban felices, disfrutando de la diversidad en su mundo submarino.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. ¡Recuerda siempre que ser tú mismo es lo más maravilloso!

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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