Había una vez, en el fondo del océano, un reino mágico llamado Aguamarina. En este reino vivían sirenas, peces de colores brillantes y criaturas marinas de todo tipo. Entre las sirenas, había una especialmente querida por todos, llamada Coral. Coral tenía una voz tan melodiosa que podía calmar las olas más agitadas y hacer sonreír a los delfines más gruñones.
Un día, mientras Coral nadaba cerca de un arrecife de coral, escuchó a las tortugas murmurar entre ellas.
—¿Has oído hablar de la canción olvidada? —preguntó una tortuga anciana.
—Sí, dicen que es la única manera de restaurar la paz en nuestro reino —respondió otra tortuga.
Coral se acercó curiosa.
—¿Qué canción olvidada? —preguntó con interés.
—Hace mucho tiempo, había una canción mágica que mantenía la paz en Aguamarina. Pero con el paso de los años, la canción se perdió y nadie recuerda cómo cantarla —explicó la tortuga anciana.
Coral decidió que tenía que encontrar esa canción. Sabía que la paz en Aguamarina era muy importante y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para recuperarla.
Primero, Coral visitó a la sabia estrella de mar, Estrella. Estrella vivía en una cueva luminosa y siempre tenía respuestas para todo.
—Estrella, necesito tu ayuda. ¿Sabes algo sobre la canción olvidada? —preguntó Coral.
Estrella cerró los ojos y pensó por un momento.
—Recuerdo haber oído hablar de ella. La canción está escondida en un lugar muy especial, un lugar donde las corrientes se cruzan y las algas susurran secretos. Debes ir al Bosque de Algas Susurrantes —dijo Estrella.
Coral agradeció a Estrella y nadó rápidamente hacia el Bosque de Algas Susurrantes. Cuando llegó, las algas se movían suavemente con la corriente, como si estuvieran bailando.
—Hola, algas. Estoy buscando la canción olvidada. ¿Podrían ayudarme? —preguntó Coral.
Las algas susurraron en un idioma antiguo que Coral apenas podía entender. Sin embargo, una de las algas más viejas se adelantó y habló con voz clara.
—La canción que buscas está guardada en el corazón del bosque. Debes seguir el camino de las perlas brillantes —dijo.
Coral siguió el camino de perlas brillantes que la llevó a una cueva oculta en el fondo del bosque. Dentro de la cueva, encontró un cofre antiguo cubierto de conchas y estrellas de mar. Con cuidado, abrió el cofre y encontró un pergamino muy viejo.
—¡La canción olvidada! —exclamó Coral emocionada.
Pero al intentar leer el pergamino, se dio cuenta de que no podía entender las palabras. Desesperada, Coral salió de la cueva y se encontró con un delfín que pasaba por allí.
—¿Qué te pasa, Coral? —preguntó el delfín.
—Encontré la canción olvidada, pero no puedo entender las palabras —respondió Coral, mostrando el pergamino.
El delfín miró el pergamino y sonrió.
—Estas palabras están en el idioma antiguo de los océanos. Mi abuela me enseñó a leerlo. Déjame ayudarte —dijo el delfín.
Con la ayuda del delfín, Coral pudo entender la canción. Empezó a cantarla con su voz melodiosa, y algo mágico ocurrió. Las aguas alrededor de Aguamarina comenzaron a brillar y todas las criaturas marinas se sintieron en paz.
Las tortugas, los peces y hasta los delfines más gruñones sonrieron. La canción olvidada había restaurado la paz en el reino. Coral estaba feliz y agradecida por la ayuda de todos.
Desde ese día, Coral cantaba la canción olvidada cada noche, asegurándose de que la paz nunca se perdiera de nuevo en Aguamarina. Y así, el reino mágico del océano vivió feliz y en armonía para siempre.
Fin.
