El eco de sus pasos resonaba en la vasta caverna. La ciudad subterránea, un laberinto de túneles y cámaras, se extendía ante él como un enigma en la oscuridad. “No hay margen de error”, se recordó a sí mismo. Su nombre era irrelevante; en el mundo del espionaje, él era simplemente el Espía Desconocido.
La misión era clara: infiltrarse, recuperar el dispositivo y salir sin ser detectado. Pero las cosas nunca eran tan simples. La Ciudad Subterránea, conocida por sus habitantes como Nox, era una fortaleza de secretos y peligros. Cada esquina, cada sombra, podía ocultar una trampa mortal.
Al llegar a la primera intersección, consultó el mapa holográfico proyectado desde su reloj de pulsera. La entrada al complejo central estaba a unos dos kilómetros hacia el este. “Solo dos kilómetros”, pensó con ironía. En la superficie, eso sería un paseo. Aquí abajo, era una travesía llena de incertidumbres.
A medida que avanzaba, se topó con un grupo de guardias patrullando. Se ocultó en una grieta en la pared, conteniendo la respiración. Los guardias pasaron sin notar su presencia. “Demasiado cerca”, murmuró para sí.
Continuó su camino, recordando las instrucciones de su superior, el Comandante Grey. “Recuerda, la clave está en el dispositivo. Sin él, nuestras posibilidades de éxito son nulas”. El dispositivo era un pequeño artefacto que contenía información crucial para la seguridad nacional. Si caía en las manos equivocadas, las consecuencias serían catastróficas.
Llegó a una cámara amplia iluminada por cristales bioluminiscentes. En el centro, un pedestal sostenía el dispositivo. Pero no estaba solo. Un hombre alto y corpulento, con una cicatriz que le cruzaba el rostro, estaba de pie junto al pedestal.
—“Sabía que vendrías”, dijo el hombre, su voz resonando en la caverna.
—“Y sabía que estarías aquí para detenerme, Viktor”, respondió el Espía Desconocido, con calma.
Viktor, un ex-agente doble, había traicionado a su país y se había unido a las fuerzas enemigas. Su presencia aquí complicaba las cosas.
—“No tienes que hacer esto”, intentó razonar el Espía Desconocido. “Aún puedes redimirte”.
—“Es demasiado tarde para eso”, replicó Viktor, sacando un cuchillo de su cinturón. “Solo uno de nosotros saldrá de aquí con vida”.
La pelea fue rápida y brutal. Ambos hombres eran expertos en combate cuerpo a cuerpo. El Espía Desconocido bloqueó un golpe y contraatacó con un puñetazo que hizo retroceder a Viktor. Pero Viktor no se rindió. Lanzó una serie de golpes rápidos, uno de los cuales alcanzó al Espía en el costado.
“No puedo fallar ahora”, pensó el Espía, ignorando el dolor. Con un movimiento rápido, desarmó a Viktor y lo lanzó contra la pared. Viktor cayó al suelo, inconsciente.
El Espía Desconocido se acercó al pedestal y tomó el dispositivo. “Misión cumplida”, pensó, pero sabía que aún no estaba fuera de peligro. Tenía que salir de Nox antes de que los guardias descubrieran lo que había ocurrido.
Corrió por los túneles, su mente trabajando a toda velocidad. Tenía que encontrar una salida antes de que Viktor despertara o los guardias lo encontraran. Llegó a una bifurcación y eligió el camino de la derecha, confiando en su instinto.
De repente, escuchó voces. Se detuvo y se ocultó en las sombras. Dos guardias se acercaban, hablando en voz baja.
—“¿Has oído? Dicen que alguien ha entrado en el complejo central”, dijo uno de los guardias.
—“Sí, pero no creo que sea un problema. Nadie puede salir de aquí sin ser detectado”, respondió el otro.
El Espía Desconocido esperó a que los guardias pasaran y continuó su camino. “Debo encontrar una salida”, se dijo a sí mismo. El tiempo se estaba agotando.
Finalmente, llegó a una cámara que reconoció del mapa. Había una salida oculta detrás de una pared falsa. Activó el mecanismo secreto y la pared se deslizó hacia un lado, revelando un túnel que conducía a la superficie.
Corrió a través del túnel, su corazón latiendo con fuerza. Podía sentir la adrenalina en sus venas. “Solo un poco más”, se dijo. Al final del túnel, vio la luz del día. “Lo logré”, pensó con alivio.
Emergió en un bosque, lejos de la ciudad subterránea. Respiró hondo, disfrutando del aire fresco. La misión había sido un éxito, pero sabía que su trabajo no había terminado. Siempre habría otra misión, otro peligro que enfrentar.
El Espía Desconocido miró el dispositivo en su mano. “Por ahora, esto es lo que importa”, se dijo. Guardó el dispositivo y se adentró en el bosque, listo para lo que viniera a continuación.