Delfina, la delfina que bailaba en las olas

Era un hermoso día en el océano. El sol brillaba y las olas danzaban suavemente. En una parte del mar, vivía Delfina, una pequeña delfina de color azul brillante. A Delfina le encantaba saltar y jugar en las olas. Pero, un día, notó que sus amigos estaban tristes.

“¿Qué les pasa, amigos?” preguntó Delfina, moviendo su colita de un lado a otro.

“Nos sentimos un poco aburridos,” respondió Tiburcio, el pez globo. “No hay nada divertido que hacer hoy.”

“Sí, todo es tan monótono,” añadió Cangrejito, que estaba sentado en la arena. “Nos gustaría ver algo emocionante.”

Delfina pensó por un momento. ¡Ya sé! Se le ocurrió una idea brillante. “Voy a hacer un espectáculo de saltos en las olas. ¡Será muy divertido!”

Los ojos de sus amigos se iluminaron. “¡Eso suena genial, Delfina!” exclamó Tiburcio. “Pero, ¿sabes cómo hacerlo?”

“Claro que sí, ¡solo necesito practicar un poco!” dijo Delfina, llena de energía. Se alejó un poco y comenzó a saltar. Primero, saltó alto, muy alto, como si estuviera tocando el cielo. Luego, hizo giros en el aire y se zambulló en el agua con un gran chapoteo.

“¡Mira cómo brilla el agua cuando saltas!” gritó Cangrejito, aplaudiendo con sus pequeñas pinzas. “¡Eres increíble, Delfina!”

Delfina sonrió y continuó practicando. Saltó hacia la izquierda, luego hacia la derecha, y finalmente hizo un salto mortal. “¡Woohoo!” gritó mientras caía suavemente en el agua. “¡Esto es muy divertido!”

Después de un rato, Delfina llamó a sus amigos. “¡Vengan, es hora del espectáculo! ¡Prepárense para reír y aplaudir!”

Tiburcio y Cangrejito se acomodaron en la arena, listos para ver el gran espectáculo. Delfina nadó hacia el centro de una gran ola. “¡Aquí voy!” gritó, y saltó con todas sus fuerzas. Hizo un giro en el aire y aterrizó con un gran chapoteo.

“¡Bravo, Delfina!” aplaudieron sus amigos. “¡Eso fue asombroso!”

Delfina se sintió muy feliz. “¡Gracias! Pero eso no es todo. ¡Ahora voy a hacer algo aún más emocionante!”

Se preparó para su siguiente salto. “Voy a intentar un salto doble!” dijo, mientras se concentraba. Con un gran impulso, saltó alto en el aire, giró dos veces y cayó en el agua con un suave “splash”.

“¡Increíble! ¡Eres una delfina mágica!” gritó Tiburcio, emocionado. “Nunca había visto algo así.”

Delfina, sintiéndose llena de alegría, se dio cuenta de que sus amigos estaban sonriendo y riendo. “¡Esto es lo mejor! ¡Me encanta verlos felices!” dijo mientras nadaba hacia ellos.

“¿Quieres que sigamos haciendo esto todos los días?” preguntó Cangrejito, moviendo sus pinzas emocionado.

“¡Sí, sí! ¡Cada día será un nuevo espectáculo!” respondió Delfina. “Podemos inventar nuevos saltos y trucos juntos. ¡La alegría se comparte mejor en compañía!”

Y así, Delfina y sus amigos decidieron que cada día sería un día de espectáculo. Cada mañana, se reunían en la playa y Delfina mostraba sus nuevos saltos. A veces, incluso invitaban a otros animales marinos a unirse.

Un día, un grupo de tortugas se unió al espectáculo. “¿Podemos saltar también?” preguntaron tímidamente.

“¡Por supuesto!” respondió Delfina. “¡Todos son bienvenidos a unirse a la diversión!”

Así, todos juntos, formaron un gran espectáculo de saltos en las olas. Las risas y la alegría llenaban el océano, y Delfina se sintió más feliz que nunca.

“Gracias, Delfina,” dijo Tiburcio un día. “Tú nos enseñaste que la alegría se multiplica cuando la compartimos.”

“¡Sí! Y cada salto que doy es por ustedes, mis amigos,” respondió Delfina, sonriendo.

Desde aquel día, Delfina, Tiburcio, Cangrejito y todos sus amigos se convirtieron en el mejor equipo de saltadores del océano. Y así, cada día, el mar se llenaba de risas, saltos y mucha, mucha alegría.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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