Había una vez en el bosque prehistórico, un triceratops llamado Terry. Terry era un dinosaurio amigable y juguetón que siempre estaba explorando nuevos lugares en busca de aventuras. Un día soleado, mientras jugaba con sus amigos en el claro del bosque, Terry se separó del grupo y se adentró en un camino desconocido.
-¡Esperenme chicos, voy a ver qué hay más allá! -gritó Terry emocionado mientras se alejaba.
El triceratops caminó y caminó, pero pronto se dio cuenta de que no reconocía el lugar en el que se encontraba. Se detuvo y miró a su alrededor, pero todo parecía igual. No sabía cómo regresar al claro donde estaban sus amigos.
-Oh no, me he perdido -se lamentó Terry con tristeza.
Mientras tanto, sus amigos se dieron cuenta de que Terry no estaba con ellos y comenzaron a buscarlo por todo el bosque. Pero no importaba cuánto lo llamaran, Terry no respondía. Estaba perdido y solo en medio del bosque.
De repente, Terry escuchó una voz familiar a lo lejos. Era su amigo Rex, el tiranosaurio, que lo estaba buscando.
-¡Terry, ¿dónde estás?! -gritó Rex con preocupación.
-¡Aquí estoy, Rex! ¡Estoy perdido! -respondió Terry con alivio.
Rex corrió hacia donde se encontraba Terry y lo abrazó con fuerza. Juntos, decidieron buscar el camino de regreso al claro del bosque. Pero el bosque era grande y confuso, y no sabían por dónde empezar.
En ese momento, apareció Trini, la triceratops amiga de Terry, con una idea brillante.
-¡Tengo una idea! ¿Por qué no seguimos las huellas de los dinosaurios que pasaron por aquí? Seguro nos llevarán de regreso al claro -propuso Trini emocionada.
Los tres amigos comenzaron a seguir las huellas de los dinosaurios, saltando sobre los troncos caídos y esquivando las ramas. Pronto, llegaron a un río que bloqueaba su camino.
-¿Qué hacemos ahora? -preguntó Terry, preocupado.
-¡No te preocupes, yo sé cómo cruzar este río! -dijo Rex con determinación.
Rex encontró un tronco grande y lo colocó sobre el río, creando un puente improvisado. Los tres amigos cruzaron el río con cuidado y continuaron siguiendo las huellas de los dinosaurios.
Finalmente, después de un largo camino, llegaron al claro del bosque donde estaban sus amigos esperando preocupados.
-¡Terry, Rex, Trini! ¡Estábamos tan preocupados por ustedes! -exclamaron los demás dinosaurios al verlos llegar.
-Gracias por ayudarme a encontrar el camino de regreso a casa, amigos. Prometo no volver a alejarme tanto -dijo Terry, agradecido.
Los dinosaurios se abrazaron y celebraron haber encontrado a Terry sano y salvo. Desde ese día, Terry aprendió la importancia de no alejarse demasiado y siempre estar atento a su entorno. Juntos, vivieron muchas más aventuras en el bosque prehistórico, pero siempre recordando que la amistad y la ayuda mutua son fundamentales para superar cualquier desafío. Y así, Terry el Triceratops nunca más se perdió en el bosque.