El salto valiente de la ardilla aventurera

Era un hermoso día en el bosque. Las hojas verdes brillaban bajo el sol y los pájaros cantaban alegres melodías. En lo alto de un árbol, vivía una ardilla llamada Luna. A Luna le encantaba correr por las ramas y recoger nueces, pero había algo que le daba un poco de miedo: saltar de una rama a otra.

Un día, mientras jugaba con sus amigos, Tico el conejo y Mimi la tortuga, Luna se dio cuenta de que todos estaban saltando de una rama a otra con facilidad.

—¡Mira, Luna! —dijo Tico mientras hacía un salto impresionante—. ¡Es muy divertido!

—Sí, ¡ven a saltar con nosotros! —añadió Mimi, sonriendo.

Luna miró hacia abajo. La distancia entre las ramas parecía enorme. Su corazón comenzó a latir rápido.

—Yo… yo no sé si puedo —respondió Luna, un poco asustada.

Tico se acercó y le dijo con voz suave:

—No te preocupes, Luna. Solo tienes que intentarlo. ¡Es como volar!

Luna miró a su alrededor y vio a sus amigos saltando y riendo. Se sentía un poco triste porque no podía unirse a ellos.

—Pero… ¿y si me caigo? —preguntó, con un hilo de voz.

Mimi, que siempre tenía buenos consejos, le dijo:

—Lo importante es intentar. Todos tenemos miedo a veces, pero si no lo enfrentamos, nunca sabremos lo que podemos lograr.

Luna pensó en eso. ¿Qué pasaría si realmente intentaba saltar? Tal vez podría volar un poquito, como decía Tico. Así que decidió que era hora de ser valiente.

—Está bien, lo intentaré —dijo Luna, con un brillo de determinación en sus ojos.

Tico y Mimi la animaron mientras se acercaba a la rama. Luna respiró hondo y miró hacia el otro lado. Era un salto largo, pero sabía que sus amigos estaban allí para ayudarla.

—¡Tú puedes, Luna! —gritó Tico mientras saltaba de una rama a otra con gracia.

—¡Solo piensa en lo divertido que será! —añadió Mimi.

Con el corazón latiendo fuerte, Luna se preparó. Cerró los ojos un momento y luego, con todas sus fuerzas, dio un gran salto. Sintió que volaba. El aire pasaba rápido por su pelaje y, de repente, ¡aterrizó en la rama opuesta!

—¡Lo hice! —gritó Luna, sorprendida y feliz.

Tico y Mimi aplaudieron desde la otra rama.

—¡Eres increíble, Luna! —dijo Tico con entusiasmo.

—¡Sí! ¡Eres una verdadera aventurera! —añadió Mimi, sonriendo.

Luna sonrió de oreja a oreja. Había superado su miedo y se sentía más fuerte que nunca.

—Vamos a saltar juntas —propuso Luna, llena de energía.

Así que, una tras otra, comenzaron a saltar de rama en rama. Cada salto era más emocionante que el anterior. Luna se dio cuenta de que no solo había vencido su miedo, sino que también estaba disfrutando de la aventura.

—¡Mira cómo salto! —exclamó Luna mientras hacía un salto aún más grande.

—¡Eres la mejor saltadora de todas! —dijo Tico, mientras hacía un giro en el aire.

Después de un rato, se detuvieron en una rama para descansar.

—Gracias por ayudarme a ser valiente —dijo Luna, mirando a sus amigos—. Nunca pensé que podría saltar tan lejos.

—Recuerda, siempre que enfrentes tus miedos, te vuelves más fuerte —respondió Mimi, con una sonrisa sabia.

Luna sintió que su corazón estaba lleno de alegría. Había aprendido que ser valiente no significaba no tener miedo, sino enfrentarlo con el apoyo de sus amigos.

Y así, en el bosque, Luna, Tico y Mimi siguieron saltando y riendo, disfrutando de cada momento juntos. El salto valiente de la ardilla aventurera se convirtió en una historia que contarían por siempre, recordando que la amistad y el coraje pueden hacer que cualquier aventura sea posible.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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