El susurro de las paredes en la mansión abandonada

La lluvia caía con fuerza sobre el parabrisas del coche mientras el detective Samuel Carter avanzaba por el camino de tierra que conducía a la mansión Holloway. La imponente estructura de piedra se erguía en medio de un bosque espeso, envuelta en una neblina que parecía querer ocultarla del mundo. La familia Holloway había desaparecido hacía dos meses, y la policía local no había encontrado ninguna pista. Carter, conocido por su tenacidad y habilidad para resolver casos imposibles, había sido llamado como último recurso.

Al llegar, la visión de la mansión abandonada le provocó un escalofrío. Las ventanas estaban rotas y las puertas colgaban de sus bisagras. El jardín, que en otro tiempo debió de ser espléndido, ahora estaba cubierto de maleza y árboles muertos. Carter apagó el motor y tomó su linterna y su arma antes de salir del coche. Mientras se acercaba a la entrada, el viento parecía susurrar su nombre entre las ramas.

Dentro, el aire estaba cargado de polvo y un olor a humedad invadía sus pulmones. La luz de la linterna revelaba muebles cubiertos de sábanas y cuadros descoloridos colgando de las paredes. Carter avanzó con cautela, sus pasos resonando en el silencio sepulcral.

—¿Hola? ¿Hay alguien aquí? —su voz se perdió en la vastedad de la mansión.

De repente, un susurro casi imperceptible llegó a sus oídos. Parecía provenir de las paredes mismas. Carter se detuvo y aguzó el oído.

Sálvanos… —decía la voz, apenas un murmullo.

El detective sintió un escalofrío recorrer su espalda. Decidió seguir el sonido, que lo llevó hasta una puerta al final del pasillo. Al abrirla, se encontró en una biblioteca. Las estanterías estaban llenas de libros viejos y polvorientos. En el centro de la habitación, una mesa de caoba con una lámpara de aceite que aún contenía un poco de combustible.

Encendió la lámpara y la suave luz reveló algo extraño en una de las paredes: un mural oculto bajo una capa de polvo. Al acercarse, Carter pudo distinguir figuras humanas dibujadas con detalle. Eran los Holloway, pero había algo perturbador en sus expresiones. Parecían gritar en silencio, con los ojos llenos de terror.

Sálvanos… —el susurro volvió, más claro esta vez.

Carter se giró bruscamente, pero no había nadie. La voz parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez. Decidió examinar el mural más de cerca. Al tocar la pared, sintió una vibración bajo sus dedos. Como si algo estuviera atrapado detrás.

—¿Qué demonios…? —murmuró.

Golpeó la pared con la culata de su arma y descubrió que era hueca. Desesperado por encontrar respuestas, buscó una herramienta y finalmente encontró un viejo martillo en un armario cercano. Con fuerza, empezó a derribar la pared. Cada golpe resonaba en el silencio, y los susurros se intensificaban.

Finalmente, la pared cedió, revelando una pequeña habitación oculta. Dentro, encontró los cuerpos de la familia Holloway, momificados y con expresiones de horror congeladas en sus rostros. Carter retrocedió, horrorizado. Pero no tuvo tiempo de procesar lo que veía, pues los susurros se convirtieron en gritos ensordecedores.

¡Sálvanos!

Carter se cubrió los oídos, pero los gritos parecían venir de su propia mente. De repente, la puerta de la biblioteca se cerró de golpe y las luces parpadearon. El detective sintió una presencia detrás de él y se giró lentamente.

Una figura espectral, con los rasgos de la señora Holloway, flotaba en el aire. Sus ojos vacíos lo miraban fijamente.

—¿Qué quieres de mí? —gritó Carter, desesperado.

Liberarnos… —respondió la figura, antes de desvanecerse.

Carter comprendió entonces que los Holloway estaban atrapados en la mansión, víctimas de alguna fuerza maligna. Decidido a ayudarlos, comenzó a buscar cualquier indicio de lo que podría haber causado su muerte. En un escritorio, encontró un diario perteneciente al señor Holloway. Las últimas páginas describían una serie de eventos extraños: ruidos inexplicables, objetos que se movían solos y, finalmente, la aparición de una figura oscura que los acechaba.

No podemos escapar… —decían las últimas palabras escritas con una caligrafía temblorosa.

Carter sabía que debía encontrar la fuente de la maldición. Recordó que la mansión tenía un sótano, y decidió investigar allí. Al bajar las escaleras, el aire se volvió más frío y pesado. La linterna apenas iluminaba el camino, y los susurros se intensificaban con cada paso.

El sótano estaba lleno de objetos antiguos y cubiertos de polvo. En una esquina, encontró un altar improvisado con símbolos extraños dibujados en el suelo. En el centro, una figura tallada en madera representaba a una criatura demoníaca.

Este es el origen… —pensó Carter.

Sin perder tiempo, tomó la figura y la rompió en pedazos. En ese instante, los gritos cesaron y una sensación de paz inundó el sótano. Subió rápidamente las escaleras y volvió a la biblioteca. Los cuerpos de los Holloway habían desaparecido, y el mural mostraba ahora a la familia con expresiones de alivio.

Carter suspiró, aliviado. Sabía que había liberado a los Holloway de su tormento. Pero mientras salía de la mansión, no pudo evitar sentir que algo aún lo observaba desde las sombras. Afuera, la lluvia había cesado y la luna iluminaba el camino.

Tal vez, finalmente puedan descansar en paz… —murmuró para sí mismo.

Sin embargo, al llegar a su coche, encontró una nota en el parabrisas. La abrió con manos temblorosas y leyó las palabras escritas con una tinta roja:

Gracias por liberar a los Holloway. Ahora, tú eres el guardián de la mansión. No podrás escapar…

Carter sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Miró hacia la mansión y vio las ventanas iluminadas con una luz espectral. El susurro de las paredes lo llamaba de nuevo, y supo que su tarea estaba lejos de terminar.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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