La Canción del Plesiosaurio

Era un día soleado en el fondo del océano. Los peces nadaban felices entre las algas y las burbujas danzaban como pequeñas estrellas. En medio de todo este bullicio, un plesiosaurio llamado Plesi exploraba con curiosidad. Plesi era un dinosaurio marino de cuello largo y amigable, siempre dispuesto a hacer nuevos amigos.

Un día, mientras nadaba cerca de un arrecife de coral, Plesi vio algo brillante entre las rocas. Se acercó y, al mirar más de cerca, descubrió un objeto misterioso. Era una concha enorme, de un color azul profundo que reflejaba la luz del sol. Pero lo más sorprendente era el sonido que emitía.

“¡Mira, mira!” dijo un pez payaso llamado Nemo, que pasaba por allí. “¿Qué es eso, Plesi?”

Plesi, emocionado, respondió: “No lo sé, pero suena muy bonito. Escucha.”

El sonido era suave y melodioso, como una canción que venía de un lugar lejano. Plesi comenzó a mover su cuello al ritmo de la música, y pronto, otros animales marinos se unieron a él.

“¡Qué hermosa canción!” exclamó una tortuga llamada Tina. “¿Dónde la encontraste, Plesi?”

“La encontré aquí, en esta concha mágica,” dijo Plesi, sonriendo. “¡Vamos a cantarla juntos!”

Así que Plesi, Nemo, Tina y muchos otros animales comenzaron a cantar. La canción del plesiosaurio resonaba en todo el océano. Los delfines se unieron saltando y girando, mientras que los pulpos movían sus tentáculos al compás de la melodía.

“¡Es tan divertido!” gritó un delfín llamado Dino. “Nunca había cantado en el agua!”

“¡Sí! ¡Cantar es genial!” dijo Tina, mientras hacía piruetas en el agua.

Plesi se sentía feliz. La canción del plesiosaurio había unido a todos los animales marinos. Pero, de repente, un pez globo llamado Glooby se acercó, algo preocupado.

“Chicos, ¿no creen que podríamos estar molestando a otros habitantes del océano?” preguntó Glooby. “Quizás deberíamos bajar un poco el volumen.”

Plesi, al escuchar eso, se detuvo y pensó. “Tienes razón, Glooby. No queremos ser ruidosos. Pero también quiero que todos disfruten de la canción.”

Entonces, todos los animales decidieron hacer una versión más suave de la canción. Empezaron a cantar en susurros, moviendo sus cuerpos al ritmo de la melodía. La música se convirtió en un hermoso murmullo que llenó el océano.

“¡Ahora sí! ¡Es perfecto!” dijo Nemo, sonriendo. “Así todos pueden disfrutarlo.”

Plesi se sintió orgulloso. “¡Gracias por ayudarme, amigos! ¡La música es aún más especial cuando la compartimos con respeto!”

Pasaron las horas y la canción del plesiosaurio se extendió por todo el océano. Los tiburones, las mantarrayas y hasta los cangrejos se unieron a la fiesta. Todos estaban felices, y el océano vibraba con alegría.

Pero, de repente, una sombra oscura pasó sobre ellos. Era un enorme megalodón, el rey de los tiburones. Todos los animales se asustaron y se quedaron en silencio.

“¿Quién está haciendo ese ruido?” preguntó el megalodón con voz fuerte. “¡No puedo dormir!”

Plesi, temblando un poco, nadó hacia adelante. “¡Soy yo, Plesi! Y no queríamos molestarte. Solo estábamos cantando una hermosa canción.”

El megalodón frunció el ceño, pero luego, al escuchar la melodía suave, su expresión cambió. “Hmm… eso suena… bonito.”

“¿Te gustaría unirte a nosotros?” preguntó Tina, esperanzada.

El megalodón pensó por un momento. “Bueno, tal vez. Pero solo si me dejas cantar también.”

“¡Claro que sí!” exclamó Plesi, emocionado. “¡Cuantos más, mejor!”

Así que, el megalodón se unió a la canción. Su voz profunda resonó en el océano, y todos los animales se sorprendieron. La canción del plesiosaurio se convirtió en un hermoso coro, donde cada uno aportaba su propia melodía.

Desde entonces, el océano estuvo lleno de música y alegría. Plesi aprendió que la música puede unir a todos, incluso a los que parecen diferentes. Y así, la canción del plesiosaurio se convirtió en la más querida de todo el océano.

“¡Cantar es lo mejor!” gritó Nemo, mientras todos reían y disfrutaban de su nueva amistad.

Y así, el plesiosaurio y sus amigos siguieron cantando, creando melodías que resonarían por siempre en el corazón del océano.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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