La jirafa resfriada

Había una vez en la sabana africana una jirafa muy alta y elegante llamada Lola. A Lola le encantaba pasear por la pradera y saludar a todos sus amigos animales. Un día, mientras daba su paseo matutino, comenzó a sentirse un poco mal. Tenía la nariz congestionada y estornudaba sin parar.

—¡Achís! ¡Achís! —sonaba su estornudo por toda la sabana.

Preocupados por su amiga, el león Simba y la cebra Rayita se acercaron a ella.

—Hola Lola, ¿estás bien? —preguntó Simba con voz preocupada.

—No me siento muy bien, creo que tengo un resfriado —respondió Lola con voz nasal.

Rayita, la cebra, sugirió llevar a Lola a la cueva del elefante Dumbo, que era conocido por ser un excelente sanador.

—¡Buena idea! ¡Vamos a ver a Dumbo! —exclamó Simba.

Con mucho cuidado, Simba y Rayita ayudaron a Lola a llegar hasta la cueva del elefante. Dumbo los recibió con una sonrisa y les preguntó qué le pasaba a Lola.

—Tengo la nariz congestionada y no paro de estornudar —explicó Lola entre estornudos.

Dumbo le preparó una mezcla especial de hierbas y le pidió a Simba y Rayita que cuidaran de ella mientras descansaba.

—Lola, debes descansar y beber mucha agua. Te sentirás mejor pronto —dijo Dumbo con voz tranquilizadora.

Lola se acostó en una cama de hojas secas que Dumbo le había preparado y cerró los ojos. Simba y Rayita se quedaron a su lado, velando su sueño.

—¿Crees que Lola se pondrá bien pronto? —preguntó Rayita, preocupada.

—Seguro que sí, Dumbo es un excelente sanador. Además, con nuestros cuidados, Lola se recuperará enseguida —respondió Simba con optimismo.

Pasaron las horas y Lola comenzó a sentirse mejor. Su nariz ya no estaba tan congestionada y los estornudos habían disminuido.

—¡Achís! —solo se escuchó un último estornudo de Lola.

—¡Qué bueno que te sientes mejor, Lola! —exclamó Rayita, contenta.

Lola se levantó de la cama y agradeció a sus amigos por cuidar de ella.

—Gracias por estar conmigo y cuidarme. Ahora me siento mucho mejor —dijo Lola con una sonrisa.

Simba, Rayita y Lola regresaron juntos a la pradera, donde todos los animales los recibieron con alegría. La jirafa alta y elegante había superado su resfriado gracias al cuidado y cariño de sus amigos.

Desde ese día, Lola aprendió la importancia de cuidarse y de tener amigos que estén siempre dispuestos a ayudar en los momentos difíciles. Y juntos, siguieron paseando y disfrutando de la hermosa sabana africana.

Fin.

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Señorita Risueña

Una escritora apasionada dedicada a crear historias cautivadoras para niños. Desde temprana edad, descubrió su amor por los cuentos y la narrativa, inspirándose en la magia de la infancia para dar vida a sus relatos. Con una sólida formación en literatura infantil y años de experiencia en la enseñanza, Señorita Risueña comprende la importancia de estimular la imaginación y fomentar la lectura desde edades tempranas.

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