La Luz Misteriosa en el Jardín

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de árboles altos y frondosos, dos hermanos llamados Sofía y Lucas. Sofía tenía seis años y Lucas era un poco mayor, con ocho años. Vivían en una casa con un jardín enorme lleno de flores, arbustos y un viejo roble en el centro.

Una noche, mientras sus padres preparaban la cena, Sofía y Lucas estaban mirando por la ventana de su cuarto. De repente, vieron algo extraño en el jardín.

—¡Mira, Lucas! —exclamó Sofía, señalando con su dedo pequeño—. ¡Hay una luz brillante en el jardín!

Lucas frunció el ceño y se acercó a la ventana. Efectivamente, una luz azulada y misteriosa brillaba entre los arbustos.

—Vamos a investigar —dijo Lucas con entusiasmo—. ¡Podría ser algo mágico!

Sofía dudó por un momento, pero la curiosidad pudo más. Los dos hermanos se pusieron sus abrigos y salieron sigilosamente al jardín. La luz parecía moverse, como si los estuviera llamando.

—¿Crees que es un hada? —preguntó Sofía, con los ojos muy abiertos.

—No lo sé —respondió Lucas—, pero vamos a descubrirlo.

Se acercaron lentamente, cuidando de no hacer ruido. La luz los guió hasta el viejo roble, que parecía más grande y misterioso en la oscuridad de la noche. De repente, la luz desapareció.

—¿Dónde fue? —preguntó Sofía, con un tono de decepción.

—No lo sé —dijo Lucas—, pero mira esto.

En la base del roble, había una pequeña puerta que nunca antes habían visto. Era una puerta diminuta, apenas del tamaño de un libro, y tenía una cerradura dorada.

—¿Crees que deberíamos abrirla? —preguntó Sofía, nerviosa.

Lucas asintió. Con mucho cuidado, empujó la puerta y, para su sorpresa, se abrió fácilmente. Dentro, había una escalera que descendía en espiral, iluminada por pequeñas luces azules.

—¡Vamos! —dijo Lucas, tomando la mano de Sofía.

Bajaron las escaleras lentamente, sus corazones latiendo con emoción y un poco de miedo. Al llegar al final, encontraron un mundo subterráneo lleno de luces brillantes, árboles pequeños y criaturas mágicas.

—¡Bienvenidos! —dijo una voz suave.

Sofía y Lucas se giraron y vieron a una pequeña criatura con alas brillantes y una sonrisa amigable.

—Soy Lila, el hada guardiana del jardín. Gracias por seguir la luz. Necesitamos su ayuda.

—¿Nuestra ayuda? —preguntó Lucas, sorprendido.

—Sí —dijo Lila—. Una sombra oscura ha robado nuestra luz mágica, y sin ella, nuestro mundo se desvanecerá. Ustedes son los únicos que pueden ayudarnos a recuperarla.

Sofía y Lucas se miraron. Aunque estaban un poco asustados, sabían que tenían que ayudar.

—¿Qué tenemos que hacer? —preguntó Sofía, con determinación.

Lila les explicó que la sombra oscura se escondía en una cueva al otro lado del jardín subterráneo. Los hermanos siguieron a Lila, atravesando puentes de ramas y ríos de luz.

Finalmente, llegaron a la cueva. Era oscura y fría, y podían oír un susurro extraño desde el interior.

—No tengan miedo —dijo Lila—. La luz mágica está dentro. Solo tienen que encontrarla y traerla de vuelta.

Sofía y Lucas entraron en la cueva, sosteniéndose de la mano. En el fondo, vieron una esfera brillante, pero estaba rodeada por una sombra oscura y temblorosa.

—¡Tenemos que ser valientes! —dijo Lucas.

—¡Sí! —respondió Sofía.

Juntos, dieron un paso adelante y la sombra se desvaneció, dejando la esfera de luz libre. Sofía la tomó con cuidado y sintió un calor reconfortante en sus manos.

—¡Lo logramos! —dijo, sonriendo.

Regresaron con Lila, quien los recibió con alegría. Colocó la luz mágica en su lugar y todo el jardín subterráneo se iluminó con colores brillantes.

—Gracias, niños —dijo Lila—. Han salvado nuestro mundo.

Sofía y Lucas se despidieron de Lila y regresaron por la escalera al jardín de su casa. Al salir, la pequeña puerta desapareció, pero sabían que siempre llevarían en su corazón la aventura que habían vivido.

—¡Qué noche tan increíble! —dijo Sofía, bostezando.

—Sí —respondió Lucas—. Pero ahora, es hora de dormir.

Y así, los dos hermanos volvieron a su cama, con la promesa de que siempre estarían listos para cualquier aventura que el jardín les ofreciera. La luz misteriosa había cambiado sus vidas para siempre.

Fin.

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Cuentomanía

Don Cuento es un escritor caracterizado por su humor absurdo y satírico, su narrativa ágil y desenfadada, y su uso creativo del lenguaje y la ironía para comentar sobre la sociedad contemporánea. Utiliza un tono ligero y sarcástico para abordar los temas y usas diálogos rápidos y situaciones extravagantes para crear un ambiente de comedia y surrealismo a lo largo de sus historias.

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