Capítulo 1: El Descubrimiento
Era una casa antigua, de esas que parecen albergar secretos entre sus paredes de piedra. Matt y Sarah, una joven pareja en busca de su primer hogar juntos, habían encontrado el lugar perfecto. Al menos, eso pensaron cuando vieron el anuncio en línea. El precio era sorprendentemente bajo para una propiedad tan grande, pero eso solo aumentó su interés.
«¡Mira esto, Sarah! ¡Una casa con encanto, perfecta para nosotros!» exclamó Matt, mostrándole la pantalla de su teléfono.
«¿En serio? ¿Es tan barata?» preguntó Sarah, escéptica.
«Sí, parece demasiado buena para ser verdad. Pero deberíamos ir a verla de todos modos. ¿Qué dices?»
Con una mezcla de emoción y nerviosismo, la pareja concertó una visita para el día siguiente. Al llegar, quedaron maravillados por la majestuosidad de la casa. Las vigas de madera antigua, los altos techos y las grandes ventanas les dieron la bienvenida.
«Es perfecta,» susurró Sarah, con los ojos brillando de emoción.
El agente inmobiliario les mostró cada rincón, desde el amplio salón hasta la acogedora cocina. Pero lo que más les llamó la atención fue el ático.
«Y este es el ático,» anunció el agente, abriendo la pesada puerta.
Una escalera empinada conducía a un espacio oscuro y polvoriento. Matt y Sarah intercambiaron una mirada antes de subir. Al llegar, sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos.
«Es un poco siniestro aquí arriba,» comentó Matt, pasando la mano por una antigua caja de madera.
«Sí, pero podríamos convertirlo en un estudio o algo así,» sugirió Sarah, tratando de ignorar el ligero malestar que sentía en el lugar.
Decidieron tomar la casa. A pesar de los susurros que parecían emanar del ático, la belleza y el encanto del lugar eran demasiado tentadores para resistirse.
Capítulo 2: La Inquietud
Los días pasaron y Matt y Sarah comenzaron a instalarse en su nuevo hogar. Sin embargo, algo no estaba del todo bien. Matt comenzó a notar que Sarah se mostraba más distante, como si estuviera preocupada por algo.
«¿Estás bien, cariño?» preguntó Matt una noche, mientras cenaban en la cocina.
Sarah suspiró, jugando con la comida en su plato. «Sí, solo… siento que hay algo extraño en esta casa. Es como si siempre estuviera siendo observada.»
Matt frunció el ceño, sintiendo un nudo en el estómago. «Lo has estado sintiendo también, ¿verdad? Los susurros del ático…»
Sarah asintió lentamente. «Sí, los he estado escuchando. Pensé que era mi imaginación, pero cada noche son más fuertes.»
Ambos intercambiaron una mirada llena de preocupación. La casa que alguna vez les pareció perfecta ahora estaba empezando a sentirse como una prisión.
Capítulo 3: El Descubrimiento Oscuro
Una noche, mientras Matt y Sarah intentaban dormir, los susurros desde el ático alcanzaron un punto máximo. Eran susurros incomprensibles, llenos de dolor y angustia. Matt se levantó de la cama, decidido a descubrir de una vez por todas qué estaba pasando.
«Voy a averiguar qué está pasando arriba,» anunció Matt, encendiendo una linterna.
Sarah lo agarró del brazo, con los ojos llenos de miedo. «No vayas, Matt. Podría ser peligroso.»
Matt la tranquilizó con una sonrisa forzada. «Solo estaré un momento, cariño. No te preocupes.»
Con pasos vacilantes, subió las escaleras hasta el ático. La puerta se abrió con un chirrido, revelando la oscuridad que yacía más allá. Matt avanzó con cautela, iluminando el camino con la linterna.
«¿Hola?» llamó, su voz temblorosa en la quietud de la noche.
Los susurros cesaron de repente, sumiendo el ático en un silencio ominoso. Matt avanzó más, sintiendo que algo no estaba bien. Entonces, vio algo que lo heló hasta los huesos.
En una esquina oscura, había una figura encorvada, susurros escapando de sus labios en un flujo constante. Matt se acercó lentamente, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Cuando la luz de su linterna iluminó el rostro de la figura, un grito escapó de sus labios. Era un hombre anciano, con ojos vacíos y una expresión de terror congelada en su rostro.
«¡Dios mío!» exclamó Matt, retrocediendo con horror.
Pero antes de que pudiera reaccionar, la figura se lanzó hacia él con una velocidad sobrenatural, sus manos agarrándolo con fuerza. Matt luchó, gritando por ayuda mientras la oscuridad lo envolvía.
Capítulo 4: La Conclusión
Sarah esperó durante horas, temblando de miedo mientras escuchaba los susurros que provenían del ático. Finalmente, incapaz de soportarlo más, decidió subir para buscar a Matt.
Cuando llegó al ático, lo encontró vacío, solo había oscuridad y silencio. Desesperada, comenzó a buscar entre las sombras, llamando el nombre de su esposo en voz alta.
Entonces, una voz susurrante la detuvo en seco. «Sarah…»
Con el corazón en la garganta, Sarah se dio la vuelta lentamente, encontrándose cara a cara con la figura del anciano. Sus ojos vacíos la miraban con una intensidad escalofriante.
«¿Dónde está Matt?» preguntó Sarah, su voz temblorosa.
La figura solo sonrió, revelando una hilera de dientes podridos. «Él es mío ahora, al igual que tú lo serás.»
El terror se apoderó de Sarah mientras la figura se abalanzaba sobre ella, sus manos frías envolviéndola en un abrazo mortal. Y así, en medio de los susurros desde el ático, Sarah desapareció sin dejar rastro, dejando solo el eco de sus gritos en la oscuridad.
Fin.