En un pequeño pueblo, rodeado de bosques frondosos y calles empedradas, se escondía un callejón olvidado. Los lugareños evitaban pasar por allí, pues decían que estaba maldito. En ese callejón, en la penumbra de la noche, se encontraba el bufón del callejón oscuro.
La llegada al pueblo
Una familia de tres integrantes, compuesta por el padre, la madre y su hija de diez años, llegaron al pueblo en busca de un lugar tranquilo donde pasar sus vacaciones de verano. Al enterarse de la leyenda del bufón del callejón oscuro, la pequeña Sarah sintió una curiosidad insaciable por conocerlo.
—Papá, ¿podemos ir a ver al bufón del callejón oscuro? —preguntó Sarah con ojos brillantes de emoción.
—¡Claro que no, Sarah! Esa historia es solo un cuento para asustar a los niños. No queremos meter miedo innecesario en nuestras vacaciones —respondió el padre con tono firme.
La tentación de lo desconocido
Pero la curiosidad de Sarah no podía ser contenida. Mientras sus padres dormían, la niña se escapó de la posada y se dirigió hacia el callejón oscuro. La luna llena iluminaba débilmente el camino, creando sombras alargadas que parecían moverse por sí solas.
Al llegar al callejón, Sarah vio a lo lejos una figura vestida de colores brillantes y una nariz roja. El bufón del callejón oscuro estaba allí, esperando a su próxima víctima.
—¡Hola, pequeña! ¿Qué te trae por aquí en medio de la noche? —dijo el bufón con una sonrisa siniestra en su rostro maquillado.
El espectáculo macabro
Sin poder resistirse, Sarah se acercó al bufón y comenzó a reírse de sus chistes y trucos. Pero a medida que avanzaba el espectáculo, la risa de la niña se fue convirtiendo en un rictus de horror. Los chistes del bufón eran cada vez más retorcidos y sus trucos, más macabros.
—¿No te diviertes, pequeña? ¿Acaso no te gustan mis bromas? —preguntó el bufón con voz chillona y perturbadora.
Sarah intentó retroceder, pero algo la mantenía hipnotizada, atrapada en el mundo oscuro y retorcido del bufón del callejón.
La revelación
De repente, el bufón del callejón oscuro se quitó la máscara y reveló su verdadero rostro. Sus ojos vacíos reflejaban la oscuridad de su alma, su sonrisa era un rictus de locura pura. Sarah gritó de terror al ver la verdadera forma del payaso macabro.
—¡No puedes escapar, pequeña! ¡Ahora perteneces a mi espectáculo para siempre! —gritó el bufón con una risa estridente que resonó en todo el callejón.
El final inesperado
Los padres de Sarah despertaron al no encontrarla en la posada y salieron a buscarla por el pueblo. Al llegar al callejón oscuro, encontraron solo la sombra de su hija, atrapada para siempre en el mundo retorcido del bufón del callejón oscuro.
Desde entonces, los lugareños evitan pasar por el callejón olvidado, donde el bufón del callejón oscuro sigue divirtiendo a sus espectadores de una manera macabra. Y aquellos que se atreven a presenciar su espectáculo, corren el riesgo de perderse en la oscuridad de su mente retorcida.